Argentina no es un país que destaque por haber tenido muchos grandes jugadores que hayan dedicado su actividad principal específicamente al juego en operadores de casino. Sin embargo, tiene buenas historias particulares para contar gracias a personajes que se han convertido en la excepción que confirma la regla.
Uno de ellos es Nacho Romero, que hoy en día actúa como coach de unas rutinas de entrenamiento denominadas como “Espartano 360”. Pero bajo una figura totalmente atlética, aún se resguarda un viejo apostador que hace más de un lustro decidió retirarse de la acción para poder dedicarse a otros proyectos profesionales.
En territorio argentino se ha convertido en un tipo reconocido, no solo por ser el precursor del ejercicio espartano en la República, sino por su libro “EV Positivo”. En él cuenta todo lo que dio de si su carrera en el juego de cartas del blackjack durante sus ocho años de profesional, además de dejar un montón de anécdotas en su paso por salones de juego de todo el mundo.
Si lo que estás buscando es una guía de estrategia sobre veintiuno, en las páginas de Romero no la vas a encontrar. Su misión es la de mostrar su experiencia a modo de bibliografía, para que de verdad los lectores puedan hacerse una idea de lo que fue su trayectoria. Y siempre siendo sincero: el mundo de los casinos no le gustó especialmente.
Una conexión tan temprana como efímera con el juego
Nacho concedió varias entrevistas a medios argentinos después de la pandemia de covid-19. Esto es porque fue entonces cuando se publicó su libro y una labor de promoción nunca viene nada mal para dicho negocio. No obstante, explicó otros muchos aspectos interesantes de su vida en las mesas de apuestas que hemos recogido en las siguientes líneas.
Para empezar, el Nacho adolescente de 19 años estudió economía empresarial en la Universidad Torcuato Di Tella de Buenos Aires. Pero gracias a una beca temporal se desplazó a Estados Unidos, concretamente a Lake Tahoe, en la frontera entre California y Nevada. Con los casinos de Las Vegas tan cercanos, era cuestión de tiempo que se topara con jugadores en su estancia.
Se hizo amigo de dos chicos chilenos mayores que él que se dedicaban al conteo de cartas en casinos de la zona y estos trataron de enseñar a Romero un oficio que a priori no le interesó demasiado. Sin embargo, con el paso de los años llegaron las dificultades económicas y el casino pasó a ser una opción real después de haber contraído matrimonio.
Parte del dinero sobrante del casamiento lo utilizó en una primera sesión de blackjack que no fue para nada satisfactoria. Por suerte se topó en su camino con Manuel García, un jugador local con el que tuvo mucho feeling desde el principio y que le mostró en unas pocas sesiones en lo que estaba fallando.
Gracias a esto y a una gran labor de entrenamiento por parte del argentino, las apuestas al veintiuno pudieron convertirse en su verdadero oficio. Nacho siempre ha sostenido que le costó mucho al principio y que estuvo cerca de la bancarrota en algunas oportunidades. En una ocasión a la caza de los casinos de Entre Ríos, se echó a llorar de impotencia después de tres meses sumando pérdidas y más pérdidas.
A través de mucho esfuerzo mental y de la confianza que tenía en sus mecanismos de juego, logró revertir la situación poco a poco. Así hasta el punto de acumular buenas cantidades de dinero para sobrevivir y que algunos casinos vieran amenazadas sus cuentas por su culpa. Llegaron a echarle de alguno de ellos junto a un grupo de amigos acusados de hacer trampas.
Pero todo lo que planeaba Romero era legal. Nada de sistemas enrevesados que fueran a medias legales y a medias ilegales. Por eso es que en sus declaraciones él siempre se mostró seguro de que, en los pocos lugares que le expulsaron, ni si quiera sabían por qué los estaban vetando. Simplemente lo hicieron como venganza por verles ganar dinero.
Además, Romero también desvela que los casinos de la Europa del Este son sin duda los mejores para desarrollar actividades de conteo y obtener beneficios. En las zonas más turísticas del viejo continente hay excesivo control acerca de la estrategia utilizada por los jugadores para superar a la banca. Mientras que en Estados Unidos, las condiciones son algo desfavorables en este sector.
Un adiós más fácil de lo habitual
Lejos de ser un adicto a la adrenalina de las apuestas y a las comodidades de la vida del apostador de lujo, Nacho no se veía especialmente atraído por el ambiente que vivía en los casinos. Era sabedor que en algún momento iba a querer dejarlo y eso no sería un problema para él. Simplemente se dedicaría a otra cosa.
Una vez que fue padre, sabía que su carrera en el juego tenía fecha de caducidad. Y cuando esta llegó, reinvirtió sus ganancias en el juego en otros proyectos para poder seguir viviendo de ello. El más importante sin duda el del entrenamiento espartano, que le ha hecho ser propietario de varios locales dedicados a esta práctica.
‘Espartano 360’ se basa en una metodología de entreno con obstáculos que trabaja el cuerpo en 360 grados. Tras conocer al creador de este negocio, comenzó a trabajar con él cuando todavía se encontraba en su etapa de jugador.
En la actualidad ejerce de coach, algo que sin los beneficios del blackjack habría sido casi imposible.