El mago más rico del juego

Lo mejor que tiene el mundo de las apuestas y los casinos es que todo o casi todo es posible en ellos. Cualquier riesgo que pensemos en correr tiene su sentido y su correspondiente premio. Eso es lo que atrapa a muchos jugadores y les anima a seguir invirtiendo en las salas de juego, lo que es cuanto menos meritorio si nos fijamos en las cantidades de dinero que se llegan a manejar en algunos casos.

Con los jugadores y su forma de iniciarse en este sector pasa un poco lo mismo. Hasta una persona que cuenta con los mínimos recursos puede convertirse en toda una leyenda gracias a una apuesta lo bastante inteligente como para sorprender a un magnate de la profesión. Eso sí, también hay apostadores con recursos de sobra que disfrutan de su patrimonio gastándoselo en estas artes.

Hemos visto ejemplos de todo ello en juegos como el blackjack. Hoy vamos a hacer una excepción y vamos a mirar hacia el poker. Un juego que mueve millones de dólares a lo largo del año. Si hiciéramos una lista de juegos que mueven más masa económica en el mundo probablemente esta práctica estaría en el primer puesto del ranking.

Es por eso que uno de los ganadores de uno de los mayores premios en metálico de la historia del juego es un apostador habitual en el poker. Casi parece lógico, aunque ya ha habido otros jugadores que han hecho verdaderas maravillas en otras disciplinas. Además, disciplinas en las que se juega frente a la banca y en la que las probabilidades de ganar son mucho menores.

Pero no por eso esta historia tiene que verse minusvalorada. Combatir frente a otras mentes tan inteligentes y con tanta astucia como la tuya en un duelo cara a cara tampoco es nada sencillo. Intentar visualizar todas las posibilidades que ofrece la mesa requiere de un esfuerzo importante a nivel mental. Un nivel de presión que no todos los apostadores pueden soportar.

Por eso es que la historia del estadounidense Antonio Esfandiari va a cobrar mucha importancia. Un tipo que ya desde muy temprana edad adquirió unas dotes muy significativas en un sector diferente al de las apuestas pero que tiene relación con ellas. Con el avance de los años y la adquisición de experiencia ha ido erigiéndose como uno de los mejores jugadores del mundo de poker.

Un título que no habría podido adquirir sino tuviera un apoyo familiar masivo como lo tiene este chico. Un aspecto que es siempre muy importante a la hora de bajar la mente a la tierra cuando toca hacerlo. Ahí reside el potencial de su éxito y de todo lo que ha conseguido en su vida. Los inicios fueron bastante cómicos, pero la última década le ha hecho de oro en este mundillo.

Esfandiari no se desarrolló precisamente en el mejor ambiente. Nació en diciembre de 1978 en Teherán, la capital de Irán. La revolución en contra del régimen en este territorio apenas comenzaba cuando el tenía menos de un año, algo que su familia iba a acusar. Las condiciones de vida no eran nada halagüeñas en pleno conflicto y por ello la idea de mudarse a Estados Unidos cada vez cobraba más relevancia.

Cuando no llegaba a los 10 años de edad se produjo la mudanza hasta el estado de California. La ciudad de San José fue donde se instalaron sus familiares y en la que el joven “Amir” empezaría a desarrollar sus habilidades. La gran ciudad poseía prácticamente de todo, aunque el joven iraní se movía muy bien en la calle.

Fuente: World Series Poker

Esfandiari quería ser mago. Poseía una capacidad y un manejo con cartas y fichas que dejaba boquiabiertos a todos los que le observaban, aunque sus padres siempre intentaron que esto no le alejara de su educación. Con el salto a secundaria potenció aun más sus capacidades ensayando junto a compañeros y amigos.

Lo que pocos sabían es que el joven muchacho también iba a tener implicación en el mundo de las drogas. Quizá por necesidad o quizá por su exceso de confianza con la magia que le hizo pensar que nunca lo atraparían; el caso es que Amir pasó unos días en la cárcel tras ser descubierto vendiendo marihuana. Acababa de graduarse, por lo que podía significar una mancha en su currículum demasiado pronto.

Con todo y eso, el iraní siempre fue un espíritu libre. Tras alcanzar la mayoría de edad cambió su nombre por el de Antonio. Los motivos eran comerciales, ya que “El Gran Amir” no le terminaba de encajar. Quería convertirse en un mago profesional y cualquier detalle importaba. Unos años después lo consiguió.

Como mago se encargó de hacer viajes por muchos casinos del territorio haciendo trucos con las fichas. Estaba consiguiendo popularidad y un caché que hizo que fuera invitado a varios eventos de mucha importancia. Mientras tanto, su hermano seguía sus pasos y le empezaban a atraer también los mundos de las cartas y el azar. Su verdadera leyenda arrancó cuando fue invitado a un torneo de poker. Tras esto ya no podría parar.

Esfandiari siempre había visto las cartas como un medio para ganarse la vida como mago, pero nunca había caído en que los juegos de azar pudieran ayudarle en esa tarea. Siempre lo tuvo en cuenta, pero no creía que fuera una opción real. Todo eso cambió cuando empezó a jugar al Texas Holdem. En los años 2000 ya tenía un gran manejo y su ascensión a la cima era imparable.

Comenzó a participar en los torneos del World Poker Tour. Estos torneos conforman una especie de serie sobre este juego que se televisa y en la que los jugadores disputan los torneos más importantes de Estados Unidos. Unos torneos con unos premios muy suculentos y un límite de apuestas muy alto. Los casinos de Las Vegas y de California se habían quedado pequeños para Antonio.

Precisamente ese año, en la ciudad del pecado, se proclamó ganador de las World Series of Poker, otro hito espectacular para un chico de tan solo 25 años. Esfandiari ganó más de un millón de dólares en total por todo ello y se ganó su hueco más que merecido en las siguientes series televisivas de poker en las que apareció. Había entrado en ese sector y ya no quería salir.

Otro de sus grandes logros fue llegar en 2008 a la última mesa del European Poker Tour que se celebró en el Casino de Montecarlo. No pudo luchar por la victoria y terminó octavo, pero ser capaz de competir cara a cara con los mejores jugadores de otros continentes fue una experiencia fantástica para él. Aunque como siempre el juego le iba a pasar factura en sus relaciones personales.

No es la primera ni la última vez que vemos a un personaje de este tipo tener problemas con sus parejas por dedicarse al juego. La inestabilidad le perjudicó en los siguientes torneos y tuvo un bache que duró más tiempo del que el iraní, ahora repatriado como estadounidense, hubiera deseado. Pero su familia no dejó que decayera en lo más hondo.

El apoyo de los suyos fue indispensable para que no gastara todo lo que había conseguido en fiestas y lujos. Esfandiari tenía fama de ser bastante rebelde, de conseguir lo que nadie podía lograr, y sin embargo le debe mucho a los consejos de los más allegados a él para que ese afán no le hiciera tirar todo por la borda.

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Esto le recondujo a que dos años después ganara su segundo World Poker Tour y que en 2012 se forjara su mayor triunfo y la mayor victoria en la historia del poker. Fue en el Big One for One Drop, un torneo sin límites de las series mundiales de este juego. Antonio superó a otra media centena de participantes y se plantó en la gran final ante el británico Sam Trickett.

En un giro dramático de acontecimientos, los dos jugadores decidieron jugárselo todo a una ronda all-in con una mano muy favorable a Esfandiari. Gracias a un trío de cincos que ya forma parte de la historia de este juego se entregó a nuestro protagonista un total de más de 18 millones de euros. El mayor pago único jamás entregado en un torneo de estas características.

Desde entonces ha seguido logrando títulos y las ganancias que acumula en el total de mangas disputadas es sencillamente mágico. Tanto como lo era su magia. Recientemente, en una de sus salidas de tono que tiene a veces, fue descalificado de un evento de PokerStars por orinar en una botella. Esta realizando una apuesta con otro jugador y a ambos se les fue de las manos.

Es el estridente mundo de una leyenda en el mundo del poker. Un mago de profesión que inesperadamente se encontró con el juego y este le ayudó a poder cumplir sus metas y sanar ese pasado que vivió en su propio país. Lo mejor es que hizo historia, como él siempre había deseado, y aun la sigue haciendo gracias al palmarés que siempre le acompañará vaya donde vaya.