El colorido de los puestos de dulces, calcetines, disfraces para Halloween y otros productos para las ofrendas del día de muerto se lleva la primera impresión cuando se camina por la zona de La Merced, un mercado ubicado en el centro de la Ciudad de México en el que llegan los mayoristas para surtir sus establecimientos e incluso, hay quienes ahí acuden para cubrir sus necesidades básicas de alimentación. Comprar ahí es más barato que en los tianguis tradicionales.
“Pásele, marchante, ¿qué va a llevar?”, se escucha entre tantos otros gritos de los comerciantes que ofrecen sus productos y que están acostumbrados a la lucha constante contra los estereotipos y las leyendas secretas que se cuentan de este lugar. Algunas apenas son un mito, pero hay otras tantas que están comprobadas y basta con caminar por la acera de la avenida Circunvalación para encontrarlas. No digamos, si se camina hacia las cuadras más metidas en la colonia.
Una de tantas historias es la de los casinos clandestinos. Un lugar que, no evoca para nada la magia que existe en las salas de juego que existen con legalidad y con todas las medidas de seguridad para quienes ahí asisten. Tampoco tienen la comodidad y la tecnología que actualmente se encuentra en los diversos juegos de casinos online.
Los juegos que en pequeños lotes condicionados con diversos conectores y con una persona encargada de cuidar el lugar, así como proporcionar cambio a los jugadores, son más bien rústicos. Y claro, no hablemos de las mesas de juego para el póker, blackjack o la ruleta. Eso simplemente no existe ahí.
Hace algunos años se popularizaron en México una suerte de máquinas tragamonedas que nada tienen que ver con las que existen actualmente en línea, o bien, en los establecimientos físicos. Tampoco se parecen al concepto clásico que uno tiene de las tragaperras -un aparato con tres rollos y una palanca a un costado para hacerlas girar. Estos juegos más bien son una máquina relativamente pequeña, cuentan con un cuadrado en la pantalla en el que se ven varias frutas y los íconos del premio mayor.
Debajo de la pantalla hay una especie de teclado en la que aparecen nuevamente las imágenes de las frutas con el valor que pagan y por cada peso mexicano que se ingresa tienes la posibilidad de escoger un par de íconos. Después de eso, una luz comienza a girar y si cae en el ícono que elegiste habrás ganado.
¿Qué otros juegos hay en los casinos de la Merced?
También hace ya algunos años, las llamadas ‘tiendita de la esquina’ solían tener una máquina de pinball. Claro que estas no eran únicamente para divertirse tratando de su mar la mayor cantidad de puntos posibles, sino que estas fueron adaptadas para ser un juego de azar.
En el interior de la máquina hay varios huecos, mismos en los que deben caer las pelotas que te otorgan por cada crédito. Suelen ser cinco y a cambio de unos pesos extras puedes aplicar para una sexta pelota. Eso depende, claro, del tipo de máquina, porque no todas cuentan con la opción.
Cada espacio que se encuentra en la máquina, tiene dos o tres banderas de diferentes países. El objetivo es completar cuatro banderas de un mismo país para ganarte el premio indicado en cada una de ellas.
Por otra parte, hay una máquina en la que hay muchas monedas de un peso, en ocasiones puede haber una montaña gigante de pesos en la parte de en medio, o bien, billetes. El funcionamiento de ésta es simple: hay dos o tres pisos con monedas, cada uno de ellos se mueve hacia atrás y hacia adelante, por lo que, al ingresar una moneda, debes calcular el momento perfecto para que al caer y con la inercia del movimiento empuje a las demás.
Es así que, en cada oportunidad pueden irse empujando las monedas hasta que caen de la propia máquina y se convierten en un premio. Sin duda es un juego en el que se debe ser muy calculador, pero sobre todo paciente.
Como puedes ver, estos casinos clandestinos no tienen grandes juegos como podría esperarse de los sitios emblemáticos como el Gran Casino Frontón México -que además de sus salas de juego alberga exposiciones como la de Okuda San José o algunos conciertos- el Casino de Insurgentes o los YAK que hay en diversas plazas comerciales de la capital mexicana. Sí, es verdad que se puede jugar con poco dinero, apenas con algunas monedas, pero de peso en peso, el riesgo de perder mucho es demasiado ante la pobre cantidad de los premios.
Este texto es una crónica periodística redactada tras un recorrido por la zona, no olvides que la mejor manera de participar en juegos de azar es en casinos físicos o casinos en línea que cuenten con todas las normas de seguridad establecidas por la Secretaría de Gobernación. Es importante jugar de manera responsable y alejarse de cualquier conducta que pueda dañar a una persona.
