Luis Alberto Bonnet: de ídolo peruano a jugador de póker

Para muchos aficionados del fútbol peruano, Luis Alberto Bonnet es uno de los jugadores más importantes en la historia del circuito.

Con dos etapas en el Sporting Cristal (1996-1997 y 2001-2008), el delantero argentino y naturalizado peruano es el tercer máximo goleador de dicho club (139 goles), campeón de los torneos Clausura 2002, 2004 y 2005, el Apertura 2003 y tres títulos de Primera División del Perú (1996, 2002 y 2005).

Bonnet también fue pieza clave del excelente paso del equipo en la Copa Libertadores de 1997, en el que se adjudicaron el subcampeonato. Pero su vida después de las canchas no lo alejó por completo del deporte. Luis Alberto se convirtió en un destacado jugador de póker.

En este texto, hablaremos un poco del famoso atacante y cómo fue su acercamiento a este juego de cartas, en una época en que dicha actividad adquirió relevancia y popularidad.

Su historia en el balompié

Nacido el 27 de abril de 1971 en Buenos Aires, el Pelado, como era apodado, creció en el barrio de Villa Crespo, el mismo lugar donde debutó como profesional. Su primer partido en el circuito fue en 1991, con la playera del Atlanta, equipo con el que estuvo hasta 1996 y con quien ostentó el título de goleo de la Primera B argentina en 1995, además del ascenso a la Nacional B de su patria en 1995.

Su marca en la liga de ascenso argentina es imborrable, con 49 goles en 141 partidos. Sus excelentes participaciones le permitieron llegar al Sporting Cristal en calidad de préstamo, dándose a conocer a nivel internacional.

Su presencia en la cancha era tal, que se convirtió en una pieza clave de La Máquina Celeste en la Copa Libertadores de 1997 con cinco goles anotados, aunque el equipo cayó en la final ante Cruzeiro (1-0 global).

Después de un breve paso por el club Gimnasia y Tiro de Salta (Argentina) y su regreso a Perú con el Cienciano, Bonnet comenzó su segunda etapa con el Sporting Cristal, a quienes clasificó a la Libertadores de 2002 y logró 18 goles en su torneo de retorno. En ese mismo año, Luis Alberto consiguió la nacionalidad peruana. Ese fue el comienzo de todos sus títulos con los rimenses.

Después de años de rechazar ofertas de clubes rivales, su entrega y resultados, Bonnet se consolidó como un ídolo del club y firmó una carrera de ensueño al retirarse en 2008 con dicha camiseta.

De la cancha al póker

Para él, ambas disciplinas comparten muchas similitudes que le permiten disfrutar de las dos actividades. En el caso del fútbol, su interés era mayor conforme el partido fuera más importante. Finales, eliminatorias, competencias internacionales… se trataban de cotejos que le generaban más entusiasmo y lo inspiraban a darle mucha más seriedad.

En el caso del póker, ese sentimiento es igual. Los triunfos, las derrotas y los sentimientos vividos son muy similares a los de un estadio. La pasión y la competitividad son muy emocionantes, y él es una persona competitiva y entregada.

Durante una entrevista con Gestión, el diario enfocado en economía y negocios, Bonnet dijo que fue en 2006 cuando el póker lo cautivó en Perú, el país donde se convirtió en un referente del balompié y ahora es un destacado jugador de cartas.

Fue en esta época que el póker vivió un crecimiento exponencial en todo el mundo, por lo que, a la larga, el futbolista formó parte de este boom. Incluso llegaba a jugar con sus compañeros Johan Fano, Carlos Orejuela y Abel Lobatón en las concentraciones de equipo.

A mediados de 2019, Bonnet aseguró que practica para jugar mejor, pero que su principal objetivo es divertirse y pasar un buen rato, dedicándole cuatro días a la semana para jugar e incluso considerándose un jugador capaz de adaptarse a sus rivales, al elegir con cuidado sus manos, con la cabeza fría y con cierta agresividad para sacar la mejor ganancia posible jugando al poker en los casinos.

En 2009, terminó en el tercer lugar de un torneo en Perú, adjudicándose 29 mil dólares, aunque en una de sus peores rachas, le había tocado perder hasta 2 mil dólares en un torneo de Argentina.

A pesar de que han pasado años desde su retiro de las canchas, Bonnet aseguró que sigue sintiendo mayor frustración de perder partidos de fútbol, que una partida de póker, pues incluso el revés en el césped puede dejar marcado a uno de por vida.