Si eres un fiel seguidor de la cartelera de televisión del Perú seguro que conoces a Robotín. El carismático mimo caracterizado de robot es un personaje de humor que lleva más de dos décadas encandilando a toda clase de espectadores con sus shows y sus hazañas. Tanto así que todo lo relacionado con su experiencia personal ha tenido relevancia para la opinión pública del país.
Varios podcast y programas de la plataforma Youtube han querido contar con sus servicios, ya fuera para hacer algún pequeño gag o para realizar alguna entrevista. Y como era de esperar, algunas de esas conferencias han ido enfocadas a tratar de conocer un poco más acerca de la persona que hay detrás del caricato: Alan Castillo Vásquez. Destapando incluso secretos inconfesables.
El más significativo sin duda tiene que ver con los juegos de azar, pues parece que el comediante estuvo estrechamente vinculado a las apuestas deportivas en sus mayores años de apogeo, hace ahora unos seis años aproximadamente. Y su relato ha dejado entrever que fue una persona con dificultades para controlarse en el gasto de su propio dinero.
Como ocurre con toda clase de ocio y entretenimiento, y con todo en la vida en general, los excesos nunca llevan a nada bueno. En el caso de los casinos online y las casas de apuestas pasa lo mismo. La finalidad de los clientes debe ser la de divertirse mientras juegan y con control, no la de obligarse a alcanzar un rédito económico concreto y arriesgar más en el caso de no llegar a él.
Los propios operadores de juego ponen mecanismos de control suficientes al servicio de los jugadores (límites de depósito, límites de tiempo de juego, exclusión de menores, autoexclusión, autoevaluaciones, etc.) para evitar que se produzca cualquier tipo de problema relacionado con el sector. Pero el propio implicado también tiene que poner de su parte para detectar a tiempo el conflicto y subsanarlo.
En el caso de Robotín costó bastante que Alan se diera cuenta que su estilo de vida no era el más adecuado. Necesitó de más de 300.000 soles perdidos y una situación económica grave para detenerse a pensar. Los juegos de mesa y las tragamonedas le llevaban incluso a gastar más de 3.000 soles en una noche. Hasta empeñó una motocicleta para poder seguir jugando en efectivo.
Cuando los casinos de Lima detectaron una situación anómala decidieron actuar y le llegaron a vetar la entrada por responsabilidad a algunos de los mejores casinos del país. Incluso sus familiares actuaron y pidieron por él la exclusión y el veto a la Dirección General de Juegos de Casinos y Máquinas Tragamonedas.
Castillo aseguró que disfrutaba mucho gastando dinero en las máquinas, pero que poco a poco ha ido cambiando sus hábitos. Y ahora lanza un mensaje a los que recién empiezan para que jueguen con responsabilidad. Está claro que los salones de juego no son más que una posibilidad más de desconexión y que en las personas está el darles el uso que corresponde y cuando corresponde. En el momento en el que gastas dinero que no tienes, hay que actuar.
Un poco más de contexto sobre ‘el robot’
Para los que todavía no se acuerden del famoso Robotín o no lo tengan lo suficientemente ubicado, Alan Castillo es un chico que nació en el seno de una familia muy humilde en Trujillo. Él mismo reveló que sin haber cumplido ni si quiera los diez años ya ayudaba a sus papás en un negocio de dulces. Y cuando sus progenitores cambiaron de local tuvo que adaptarse a vender artículos de imprenta.
A menudo tenía que ver como la escasez de recursos era tónica habitual en casa, pero aun así pudo completar sus estudios y cumplir con la meta de cursar interpretación en la capital. Lima fue su destino en el que comenzó a ganarse la vida como pudo. Decidió inventarse un personaje basado en un mimo con traje de robot, al que bautizó como Robotín.
Y lo curioso es que de obtener apenas unas monedas en parques y lugares muy turísticos, pasó a participar en todo un talent show como el de “Los reyes del playback”. Ahí fue donde comenzó a conectar con el público y a ser uno de los concursantes más seguidos de su edición. A raíz de este paso por el certamen, nuevos proyectos se interesaron en sus servicios.
Desde entonces Robotín lleva más de 20 años realizando presentaciones en discotecas, fiestas, shows y toda clase de eventos de famoseo que le han hecho subir su caché y poder vivir del mundillo del espectáculo.
Ahora desde su experiencia también aboga por una tarea que los gobiernos de los países de Sudamérica llevan abordando en la última década: regular el sector del juego, las apuestas y los casinos online. La arbitraría decisión de prohibir tajantemente su existencia parece que quedó atrás en la mayoría de los territorios, al no resultar para nada efectivo. Llegar a acuerdos donde todos cedan y todos ganen es la verdadera clave del éxito.