
A lo largo de la historia de los juegos de azar hemos conocido muchas historias acerca de jugadores hispanos que consiguieron hacer saltar la banca de un casino a través del juego de la ruleta. Seguramente el primer caso que se nos venga a la cabeza es el de la familia Pelayo en España o el del estadounidense Richard Jarecki en salas de juego de toda Europa.
Lo que pocos conocen es que también hay un apostador argentino que logró poner en jaque a un casino físico destacado en territorio nacional. Un tipo que estuvo vinculado a los negocios y que durante muchos años se manejó como nadie en los casinos presenciales de todo el mundo.
La gran experiencia adquirida en sus primeros años en el juego llevó a Jacobo Winograd a obtener grandes beneficios en diferentes juegos de casino, siendo la ruleta sin ninguna duda su variante predilecta. Hasta que un día llevó a cabo un plan para poder salir millonario nada más y nada menos que en Mar del Plata.
En uno de los casinos más destacados del país se hizo con un gran pellizco y eso le hizo saltar a la fama, para lo bueno y para lo malo. Desde salir en multitud de diarios internacionales y llegar a tener gran consideración en Las Vegas de las décadas de los 80 y los 90, a estar vetado en muchos casinos y terminar diciendo adiós al juego.
Aquí queremos compartirte la historia de Winograd y en qué consistió exactamente una de las jugadas mejor planeadas de la ruleta.
Así hizo saltar la banca
Para quienes no conozcan mucho acerca de Winograd, hablamos de un conocido empresario nacido en Santiago de Chile, pero naturalizado argentino al llegar a Buenos Aires junto con su familia cuando apenas tenía cuatro años. Su infancia no fue nada sencilla debido a una inestable cerco familiar, pero salió adelante gracias a su éxito en la industria textil y de arrendamiento de autos.
Si hubiera nacido en la etapa contemporánea de los casinos online digitales seguro que se hubiera interesado por ellos, ya que uno de los hobbies de Jacobo eran las apuestas en los juegos de azar. La fuerte presencia del dinero en sus ocupaciones le acercó al mundillo y le llevó a pasar grandes sesiones en casinos nacionales y extranjeros.
Aprendió mucho perdiendo buenas cantidades de dinero a la ruleta, con la que terminó completamente obsesionado. Él mismo reconoció años después en numerosas entrevistas que soñaba con los números altos y sentía que podía idear un sistema para ganar con ellos, a la vez que se codeaba en un ambiente lleno de prestamistas y adinerados jugando por puro placer.
A finales de los 80 llegaría el momento de poner en práctica la estrategia que había diseñado para el juego del óvalo. Winograd ya había estado ensayando en las semanas previas involucrando a varios amigos en las mesas del Casino Central de Mar del Plata, pero aquella noche se llevó consigo a los más de 30 empleados de su empresa de alquiler de autos.
A todos les dio una cantidad de dinero considerable fuera del casino para que pudieran comprar fichas dentro y para que apostaran por los números del 22 al 36 en la mesa especial con los límites más altos. La idea era cubrir todas las apuestas a estas cifras y doblar en números como 23, 26, 29, 32 y 35, puesto que solían tener mejores probabilidades según sus cálculos.
Y lo cierto es que los números dieron resultado cuando al final de la noche aparecía el 32 rojo y hacía ganar al chileno-argentino cerca de cuatro millones de dólares. Las más de doce horas que invirtió en la sala algunos días de estudio dieron su fruto, aunque como era de esperar el gerente del negocio no tardó en prohibirle la entrada y reservarse el derecho de admisión.
El método Winograd para la ruleta
A raíz de su victoria, en la época más moderna se ha viralizado su relato y se ha ideado un sistema con el nombre del empresario como guía para jugar en la ruleta. La pregunta es si es un método que pueda compararse con otros grandes nombres como los de Martingala, D’Alembert, Fibonacci o Labouchère.
Lo cierto es que existen mucha controversia acerca de su uso y efectividad tanto para la ruleta en vivo como online. El método Winograd consiste precisamente en lo que hemos visto anteriormente en la historia en Mar del Plata, es decir, en cubrir las apuestas a los últimos 15 números del tablero de la ruleta (del 22 al 36) y hacer énfasis en los números centrales de la secuencia (23, 26, 29, 32 y 35).
Sin embargo, esto tiene que ir acompañado de apuestas eventuales a un trío de números con cifras bajas. Estos podrían ser 0, 3 y 7 o 4, 9 y 12 por ejemplo. Así relata el propio Jacobo que ganó aquella noche, haciendo apostar a sus compañeros a los primeros tres números mencionados (junto a los comprendidos del 22 al 36) en las primeras tiradas y posteriormente repitiendo la serie e intercambiando las primeras cifras por 4, 9, 12 e incluso el 15 y el 18.
El sentido lo encontramos en que en realidad Winograd cubría más del 60% de las apuestas de la mesa, por lo tanto se encontraba con una buena probabilidad de ganar tiradas. Solo los números del 22 al 36 ya te cubren el 40% del tablero y apostar por el 0 y dos o tres cifras más te llevan ya a más de la mitad del mismo.
El problema de este sistema es que puedes encontrar grandes rachas negativas que te hagan perder muchísimo dinero, además de que precisas de un bankroll enorme para poder mantener el rango de apuestas. A día de hoy ya existen apuestas complementarias en la ruleta que cubren buena parte del óvalo con menor riesgo.
Aun así Jacobo ha difundido en redes sociales en diversas ocasiones su método con demostraciones prácticas de cómo utilizarlo. Aquella noche del Central está claro que le funcionó, pero en manos de nuestros lectores queda si confían en que se puede repetir dicha gesta o prefieren utilizar otro sistema de diferente aplicación.
De Winograd destacar que dejó el juego una vez que nació su hija en torno a 1996, aunque hay testigos que afirmaron verlo tiempo después en el casino flotante de Buenos Aires. Lo que queda claro es que aquella noche en el casino marcó un hito complicado de repetir para los apostadores latinos e hispanos.