Antes de que el deporte y la cultura se convirtieran en la principal actividad económica de Viña del Mar, el histórico casino que se encuentra en la avenida San Martín, majestuoso lugar que fue inaugurado el 31 de diciembre de 1930, ya tenía las puertas abiertas para su público.
La fusión de los estilos grecorromanos en la imponente construcción, provocaron que el Casino de Viña del Mar se convirtiera en una parada obligatoria para todos los turistas que visitan la región de Valparaíso, algunos hacen la escala para jugar un poco y otros tantos solamente para conocer el lugar y tomarse la foto que dé acredite la visita.
Sin importar si eres experto o novato en póker, este inmueble tiene todo preparado de ti, con las mejores mesas de juego (blackjack y baccarat, por ejemplo), así como máquinas tragamonedas que te fascinarán.
Cabe destacar que el juego no es lo único para lo que se le da uso al lugar, sino que también tiene las condiciones para recibir artistas, aunado a un centro de eventos de gran magnitud, hotel cinco estrellas, restaurantes, salones y áreas verdes.
La historia de la construcción del Casino Viña del Mar
La primera intención de realizar un Casino Municipal se remonta al año 1914, cuando el intendente Alberto Mackena consideraba que solamente un casino podía dar vida y prosperidad al lugar, sin embargo, fue hasta 1928 cuando el proyecto comenzó a tomar vida y se instaló una ruleta en el balneario del Recreo.
Cabe destacar que el balneario antes mencionado era una gran piscina que existía justo entre Valparaíso y Viña del Mar, la alberca no existe en la actualidad, fue destruida en 1984 para ensanchar la avenida España.
Para 1930, bajo la presidencia de Carlos Ibáñez se comenzó a trabajar en la vista que tenían desde el exterior hacia la ciudad, la gran importancia que la piscina había logrado hacia que quisieran convertir Viña del Mar en un auténtico símbolo para el mundo, ahí fue cuando se autorizó la construcción del Teatro Municipal, el Casino Municipal y la residencia presidencial del Cerro Castillo.
De acuerdo con el presidente de aquella época, la residencia presidencial de descanso aunado al Casino Municipal impulsaría de manera económica a la ciudad y los llenaría de los recursos necesarios para continuar en constante crecimiento.
La construcción del casino, considerado uno de los mejores del país, estuvo a cargo de la firma Saa y Vial y se comenzó el 27 de marzo de 1930, nueve meses después, un 31 de diciembre, nació el imponente inmueble que tuvo un costo de 6.5 millones de dólares.
Los beneficios turísticos
Viña del Mar gozó de varios privilegios turísticos, por supuesto, gracias al casino, el lugar se convirtió en un centro político de gran influenza en el día a día de la nación. La cantidad de dinero generada en el lugar permitió que el municipio pudiera adquirir algunos inmuebles como el Palacio de la Quinta y la Pinacoteca de la familia Vergara, el Palacio y Quinta Rioja, el Castillo Wulff y el Palacio Carrasco.
La contribución también se dio en la infraestructura turística al financiar el Hotel O’Higgins y el Hotel Miramar, así como el Hospital Gustavo Fricke, en el sector de la salud.
A partir de entonces, el Casino Municipal se convirtió en la piedra angular de la ciudad, además de que se logró el cometido de tener un símbolo de prestigio a nivel internacional.
Un poco del pasado en Viña del Mar
Tras la época en la que los españoles conquistaron el territorio americano, los ibéricos decidieron repartirse el territorio en dos grandes haciendas que fueron entregadas a un par de colaboradores del gobernador Pedro Valdivia. Con el paso del tiempo, estos lugares permanecieron separados hasta que el portugués Francisco Alvares unificó los dos lugares bajo su propiedad y a su fallecimiento, su viuda, Dolores Pérez, fue la que comenzó a poner los cimientos de la urbanización del lugar.
El último empujón que se necesitó para que Viña del Mar se estableciera como una población llegó gracias al ferrocarril que iba de Santiago a Valparaíso.
La fácil conexión de la ciudad hacia la capital y los bajos precios de los terrenos animaron a muchos chilenos para comenzar las primeras edificaciones de la atractiva región y más adelante se construyó el Gran Hotel que se convirtió en algo fundamental para la vida social de la pequeña ciudad que ya quería ir en plano ascendente.