Otro juego del que hoy tenemos que hablar y que ya no se practica en la mayoría de casinos presenciales actuales es la brisca.
Un juego de cartas que estuvo incluso perseguido y que formó mucha controversia a su alrededor.
En los siglos XVII y XVIII, sobre todo, tuvo su mayor auge, pero ya para cuando se produjo el boom de las casas de juego estaba fuera de la oferta.
En algunos casinos online todavía se incluye dentro del catálogo de juegos y por ello vamos a explicar cómo se juega y que papel desempeñaba.
Tabla de contenidos
Historia de la brisca
La brisca tiene distintas raíces, sobre todo en cuanto a su denominación que varía según el país en el que nos situemos. Parece que este juego podría haber tenido su origen en Francia y que se deriva de la palabra “brisque”.
Ésta a su vez proviene de la palabra Briscambrille, que era el nombre de un famoso jugador de la época medieval.
La leyenda cuenta que este apostador tenía como profesión la de actor, pero que era muy malo como tal.
Finalmente se dieron cuenta de que se le daba bien el juego y de ahí se ganó que las burlas fueran menos crueles contra su persona.
Debido a este origen, el juego se llama hoy en día bescambrilla en catalán, biscambra en América y briscola en italiano.
Otros famosos historiadores aseguran que el juego tiene origen en España, en torno al siglo XIII. Se dice que en la Corona de Aragón se jugaba a un famoso juego llamado gresca y que tenía muy mala reputación.
Las personas que lo practicaban eran consideradas como peligrosas y maleantes, tanto así que el juego llegó a estar perseguido por las máximas autoridades de la época. El nombre vendría a significar algo como “riña” o “pelea”.
También la palabra nos derivaría del francés e incluso del griego “graeciscus”, lo que también refuerza esta idea, ya que la civilización griega tenía fama de viciosa y jugadora.
Aun así, aunque a España pudiera llegar por medio de los franceses, las raíces del juego de cartas y su desarrollo parecen provenir de Holanda, del siglo XVI. La versión más actual con señas y códigos es fruto de los jugadores italianos, que modificaron la versión holandesa.
Objetivo del juego
El fin del juego es ganar el mayor número de manos posibles y sumar al final del juego más puntos que tu rival en el recuento de cartas.
No es necesario ganar muchas manos, sino las realmente importantes.
Estas suelen ser las últimas en las que se lanzan las figuras y los ases, así como las cartas del palo de triunfo.
Elementos del juego
- Baraja española de 40 cartas (oros, copas, espadas y bastos).
- Tapete de tela (opcional).
- Fichas de las de apostar (opcional).
- De 2 a 6 jugadores, de forma individual o por parejas.
Cómo se juega a la brisca
Aunque hay muchas variantes y todas ellas tienen ciertos cambios a la hora de jugar, puesto que en España la brisca ha tenido históricamente mucho tirón, vamos a hablar de cómo es el desarrollo en las salas de juego de la península.
El juego trata de conseguir más puntos que el rival, un rival que en el casino puede ser la banca u otra pareja en el caso de que se trate de un torneo.
El crupier baraja las cartas y entrega tres a cada jugador.
Puede que el juego vaya en parejas o de forma individual, pero no hay mayores diferencias más allá de que el juego dura más cuando es uno contra uno.
Tras haber entregado los tres primeros naipes, destapa una carta y la pone en el centro del tapete. El palo de la carta será el de triunfo.
Las cartas que sean del palo de triunfo ganarán a cualquier otra carta de otro palo.
Una vez que éste ya se conoce se empiezan a jugar las bazas en el sentido contrario a las agujas del reloj.
Es decir, que se juega a derechas. En este punto es importante resaltar el orden de las cartas de mayor a menor valor, para poder saber que echar en cada baza:
- As
- Tres
- Rey
- Caballo
- Sota
- Siete
- Seis
- Cinco
- Cuatro
- Dos
Cada uno de los jugadores lanza una carta, el que eche la mejor es el que se las lleva y las acumula en un montón que va dejando a su lado.
Esas serán las cartas que después se contarán en su puntuación, pero antes debe haber ganado las bazas.
Dentro de las manos hay algunas consideraciones a tener en cuenta para saber quien se lleva las cartas.
En el caso de que se lance una carta del palo de triunfo y otra de un palo diferente, gana el jugador que haya tirado la del palo de triunfo; en el caso de que las dos sean del palo de triunfo gana la que sea más alta; y si ninguna de ellas es del palo de triunfo también gana la que sea más alta. Es importante saber que no hay obligación de ir a ningún palo concreto como en el bridge, ni tampoco de ir a ganar la baza.
Un jugador puede ir a perderla y guardarse sus mejores naipes para las últimas rondas, que es en las que se suele decidir el ganador.
Después de lanzar cada baza, cada jugador debe robar una carta.
El primero en hacerlo será el que haya ganado la última mano y también será el primero en empezar la siguiente baza.
El resto de jugadores actuarán después de él y siempre a derechas, es decir y como ya hemos mencionado, en el sentido contrario a las agujas del reloj.
Cuando todas las bazas han terminado, cada jugador cuenta las cartas según su puntuación y la va cantando.
Valor de las cartas
Las puntuaciones son:
- Tener un as: 11 puntos
- Tener un tres: 10 puntos
- Tener un rey: 4 puntos
- Tener un caballo: 3 puntos
- Tener una sota: 2 puntos
- Tener un siete, seis, cinco, cuatro o dos: 0 puntos
Normalmente es el crupier el que hace el recuento o el que comprueba, al menos, que los jugadores hayan dicho su puntuación correcta.
Si sumamos la puntuación de todos los naipes observamos que da un total de 120 puntos.
Ese es el máximo que puede obtener un jugador y por tanto para ganar debe hacer como mínimo 61 puntos.
El vencedor es el que se lleva la cantidad que haya apostado y sin empatan se deja la posibilidad de doblar la apuesta o dejar sobre la mesa lo que hay y jugarlo en la siguiente partida.
Hay que decir que en los torneos de brisca el ambiente es más distendido.
Se permite hablar en todas las manos a excepción de la primera y la última.
Además, en esa última baza, si el juego va por parejas, se suele permitir a los dúos conversar entre ellos y hacer un recuento general para ver que hacer en la última mano.
En algunas versiones también existen señales establecidas que los jugadores pueden hacerse para saber lo que van a lanzar en una baza.
Esto se hace cuando se juega en parejas o grupos y las suele hacer al que se considere el capitán.
Eso sí, los otros jugadores también estarán atentos a las señales de otros equipos para interceptarlas, con lo cual esto debe hacerse con cautela. Estas señales pueden ser:
- Llevar un as de triunfo: labios cerrados apretados
- Llevar un tres de triunfo: deformar la boca ligeramente
- Llevar un rey de triunfo: mirar al cielo
- Llevar un caballo o sota de triunfo: levantar el hombro
- Llevar varias figuras de triunfo: poner la punta de la lengua en la esquina del labio
- Llevar un siete, seis, cinco, cuatro o dos de triunfo: frotar los dedos de la mano
- Llevar figuras de no triunfo: hinchar las mejillas
- No llevar palos de triunfo: guiñar el ojo
En otras versiones
Como en todos los lugares, cada juego tiene unas determinaciones exclusivas de cada territorio.
En algunos lugares es costumbre que se puedan repartir más de 120 puntos entre los jugadores porque se hagan los llamados “cantes” o “acusaciones”.
Estos se producen, por ejemplo, cuando al final de la partida un jugador tiene un caballo y un rey del mismo palo.
En ese caso se contarían veinte puntos adicionales y si además los dos son del palo de triunfo se cuentan cuarenta.
No siempre se hace el cante al final de la partida, sino que se puede hacer durante el desarrollo de las bazas.
Principalmente se hace para avisar al otro jugador y ponerle nervioso, indicando que va a tener que ganar más puntos de los esperados.
En algunos lugares los torneos se juegan al primero que llegue a tres victorias y en otros se van calculando los puntos obtenidos para luego hacer una suma total y determinar el ganador.
Lo bueno que tiene este juego es que se puede modificar, aunque siempre llegando a acuerdos concretos entre los jugadores.
En cada casino se juega de una manera y las reglas las puede imponer el salón de apuestas.
Cuando se realizan torneos los jugadores juegan los unos frente a los otros.
Sin embargo, en el pasado, cuando el juego todavía tenía tirón en los casinos, si la mesa estaba vacía podía ser el crupier el que jugara frente al apostador.
Si no, el repartidor actuaba simplemente de juez además de realizar su función dando los naipes a los jugadores y barajándolos.
También hay salas de juego en las que se utiliza la baraja francesa, en lugar de la española.
En ese caso el as y el tres siguen teniendo sus mismos valores; el valor del rey se lo atribuyen la K y el diez; el valor del caballo queda para la Q y el 9; y el valor de la sota lo ganan la J y el 8.
Incluso en otros sitios se intercambian las puntuaciones del siete y del tres.
De esta forma el siete pasaría a ser la segunda carta con más valor del juego y el tres se marcharía entre el cuatro y el dos, y además valdría cero puntos.