Cinquillo

Escrito por: Antonio Caro, Editor | Revisado por: Humberto Fernández, Editor jefe
Última Actualización Mar 06, 2024

Reglas Cinquillo

Entre los juegos de casinos olvidados que estamos analizando no podemos olvidar de uno de los juegos más populares en España. Una práctica que con el paso de los años sigue siendo popular tanto en los más jóvenes como en los más mayores. Nos referimos al cinquillo.

Historia del cinquillo

El cinquillo es un juego que tiene su origen en España. Es una de las prácticas de cartas que deriva de otro juego superior denominado como zanga. Este juego nació en la zona comprendida entre Andalucía y las propias Islas Canarias y después se fue extendiendo a toda la península.

Detrás de él llegaron las diferentes versiones entre las que se encuentra el cinquillo. Es uno de los juegos más populares en el territorio español por su sencillez y lo fácil que es desarrollarlo y enseñarlo a otros interesados en los naipes.

En los casinos duró en una etapa muy breve de tiempo, ya que a pesar de ser fácil tiene algunas singularidades que dificultan que esté en la oferta de un salón de juego al uso. En algunos casinos online sigue estando disponible.

Objetivo del juego

El fin del cinquillo es colocar las cartas de forma óptima en las columnas de cada palo y ser el primero en quedarse sin naipes. Para ello es importante no tener cartas muy altas de cada uno de los palos, para no tener que esperar hasta el final para colocarlas en la tabla.

Elementos del juego

  • Baraja española de 40 o 48 cartas.
  • Tapete (opcional).
  • Fichas de casino para apostar (opcional).
  • De 2 a 8 jugadores. Se juega con una sola baraja.

Cómo se juega al cinquillo

El cinquillo es un juego muy sencillo de practicar y prácticamente todos los públicos pueden aprender sus reglas, incluidos los más pequeños. En líneas generales en un juego que se relaciona con la gente de mayor edad, ya que al ser más fácil de practicar no hay que emplear demasiada memoria ni estrategia.

Es un juego que en los casinos tuvo poco recorrido. Es un juego popular entre los que se practican con la baraja española y eso era utilizado por las salas de juego para realizar torneos en salas privadas. Sobre todo en los primeros años tuvo bastante tirón y después se fue sustituyendo por juegos más interesantes para el nuevo público.

En las mesas de un salón de apuestas al uso es complicado encontrarlo, tanto antes como ahora. Ya que una partida puede durar bastante tiempo según la variante a la que estemos jugando. Además, no permite un cambio de asiento en los jugadores en cualquier momento como pueden ser otros juegos actuales.

Los apostadores realizaban sus apuestas al inicio de la partida y hasta que la misma no terminaba no se podían dar relevos los jugadores. Por ello en algunas salas se solía llevar un marcador en el que se anotaban las partidas ganadas o los puntos que correspondieran a cada partida.

Esa puntuación no es universal, sino que cada casino la establecía a su gusto y antojo. Pero eso también suponía que era menos probable todavía el cambio de sitios hasta que no se llegara a la puntuación establecida. Podía durar varias partidas seguidas y eso no da la frescura y la inmediatez que buscan las salas de juego a día de hoy.

Por eso el cinquillo es un juego de los de andar por casa y que suele reunir a las familias en fechas señaladas para jugar partidas de este tipo. Como decimos, es uno de los primeros juegos que aprenden los niños por su sencillez, aunque hay versiones en las que puede haber más dificultades.

Antes de arrancar con el mecanismo del juego es de extrema importancia conocer el orden de las cartas. Su jerarquía de mayor a menor valor es la siguiente:

  • Rey
  • Caballo
  • Sota
  • Siete
  • Seis
  • Cinco
  • Cuatro
  • Tres
  • Dos
  • As

Tras conocer esto hay que decir que el cinquillo es un juego en el que todas estas cartas deben quedar colocadas en este orden en el tapete, por palos. Hay algunos tapetes especiales que marcan la colocación de las cartas y de en que columna debe ir cada palo, pero habitualmente esto es indiferente.

Los cuatro palos deben quedar organizados en sentido vertical desde el rey hasta el as, ese es el objetivo de los jugadores. Para poder hacerlo primero se debe elegir quién va a comenzar, y a diferencia de otros juegos no se suele decidir dando una carta a cada uno de los apostadores y el que saque la más alta es el que inicia la partida.

El que posea el cinco de oros es el que tiene que inaugurar la partida colocándolo en el centro del tapete. Tras él el turno irá variando en el sentido contrario a las agujas del reloj, es decir, a derechas.

Con toda la baraja repartida entre los jugadores que haya se inicia el juego. Con el cinco de oros en la mesa le tocará el turno al siguiente jugador y este puede colocar otra carta correlativa de oros junto al cinco, es decir, el cuatro o el seis. También tiene la opción de colocar otro cinco si lo tiene y empezar una nueva columna de otro palo.

Si tampoco posee ningún cinco no tiene más remedio que pasar el turno al siguiente jugador y así lo irán haciendo el resto de jugadores hasta que se completen las columnas. En ningún caso se puede colocar otra carta que no vaya a continuación de las cartas que hay en los extremos de las columnas. Es decir, si hay un cuatro de oros no podemos sacar un as, antes deben aparecer el tres y el dos de oros.

En la versión normal existe la opción de establecer la regla de que salgan todos los cincos al principio y a partir de ahí el que tenga las cartas más altas o más bajas será el que más opciones tenga de perder. La otra opción es no obligar a ponerlos, una estrategia que puede utilizar un jugador para ir librándose del resto de cartas y de paso desesperar al resto de jugadores.

Los apostadores deben tener en cuenta que siempre que puedan poner una carta deben hacerlo y si tienen varias para poner deben elegir, ya que solo se puede echar una por cada turno. Lo que no se permite es pasar si se tiene carta para echar, ya que es obligatorio para el buen desarrollo del juego.

Sino la partida podría retrasarse hasta que este jugador quisiera echar la carta necesaria para continuar el juego. El primer jugador que consiga quedarse sin cartas es el que logra la victoria. Al proclamarse ganador se queda con las apuestas que hayan hecho al inicio de la partida el resto de los jugadores, incluida una apuesta inicial que es habitual entregarse en las mesas de los casinos.

Variaciones del juego

Lo enriquecedor del cinquillo es que en cada territorio de la península se utilizan unas reglas determinadas. Las básicas son comunes en todos los lugares, pero después hay diferencias en los que al reparto de cartas se refiere, también en los turnos y en las cartas que se pueden echar.

En cuanto al reparto de cartas se debe tener en cuenta el número de jugadores que hay disponibles. Cuando son dos los jugadores que inician la partida en un cara a cara, existe la opción de no repartir las 40 cartas de la baraja, sino repartir entre 10 y 15 y el resto de la baraja dejarla en el mazo.

Conforme avance la partida se irán robando cartas cuando los jugadores no dispongan de la posibilidad de echar una carta válida. En lugar de pasar el turno se roba una carta, aunque igualmente será el siguiente jugador al que le toque lanzar un naipe.

En cuanto a los turnos, hay algunas variantes en las que se permite pasar todas las veces que se quiera. Cuando llega un momento en el que la carta que ese jugador se está guardando es crucial para el desarrollo de la partida (por ejemplo un cinco) entonces ya está obligado a lanzarlo.

En algunos casos se espera a que todos los jugadores se queden sin posibilidades de jugar y pasen su turno. En ese caso ya sí que le tocaría al jugador soltar ese cinco o la carta que sea que haya decidido no tirar.

También está la posibilidad del cinquillo cabrón. El cinquillo cabrón es una variante en la que no es necesario que todas las cartas vayan correlativas en la partida. Es decir, si en la mesa hay un cinco de oros, otro jugador puede lanzar el siete aunque el seis no esté aun en la mesa. De esa forma el jugador que tuviera el seis de oros no podrá lanzarlo y se tendrá que quedar con él hasta el final.

En este juego el que gana es el jugador que se queda con menos cartas una vez que todas las columnas están cerradas. Los jugadores pueden quedarse con cartas en la mano, fruto de que ya no se puedan colocar en cada columna. En ese caso también triunfarán los apostadores que tengan las cartas más altas de cada palo. Esta es la clave del juego.

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