El juego que presentamos hoy se le conoce con el nombre de uno. No debe confundirse con el juego de mesa tradicional con cartas de cuatro colores distintos y que se van lanzando de una en una por cada jugador.
El hecho de que algunos juegos tengan el mismo nombre no implica que tengan la misma jugabilidad. Cada uno es un mundo y en este caso vamos a utilizar las barajas que se suelen emplear en los casinos.
Tabla de contenidos
Historia del Uno
El uno es un juego que surgió en España en torno al siglo XIX o siglo XX. No está demasiado clara su aparición, pero lo que parece claro es que fue obra de los habitantes de la península ibérica.
Durante su expansión en la misma ocupó su pequeño lugar durante un periodo corto de tiempo en los casinos.
Además, en cada zona del país ha ido tomando unas significaciones que son únicas y que enriquecen mucho la práctica de este juego. También en Sudamérica tuvo su repercusión un tiempo después con su correspondiente versión.
Objetivo del juego
La finalidad de este juego es descartarse de todas las cartas de la baza lo más pronto posible mediante combinaciones de naipes del mismo número y que sean mayores que los que lanzó el jugador anterior, aunque con algunas excepciones.
También es importante no quedar último, ya que se establece una clasificación en la partida.
Elementos del juego
- Baraja española de 40, 48 o 50 cartas (48 + 2 comodines).
- Tapete (opcional).
- Fichas de casino para apostar (opcional).
- De 2 a 8 jugadores. Hasta cuatro jugadores se juega con una sola baraja. A partir de 5 jugadores se emplean dos o más barajas.
Cómo se juega al Uno
Antes de comenzar se debe aclarar que este juego tiene muchas variantes. En cada región del mundo se juega de una manera distinta y con unas normas que son diferentes.
Sobre todo, lo que más cambia es la jerarquía de las cartas y cual se considera la carta más alta del uno. Aun así, hay unas normas que son comunes y que representan la forma básica de que se practique este juego como se podría hacer en los casinos antiguamente.
Es una práctica que solía ser más típica para torneos de jugadores, que se realizaban en salas reservadas de las salas de juego. En las tablas era más complicado verlo, aunque aun así en alguna época se pudo comprobar en determinados casinos. Ahora en algún casino online sigue ofertándose.
Para conocer cómo se juega al uno debemos conocer primero el orden genérico de las cartas. Es el siguiente:
- Dos de oros
- Doses
- Ases
- Reyes
- Caballos
- Sotas
- Nueves
- Ochos
- Sietes
- Seises
- Cincos
- Cuatros
- Treses
Una vez que hemos entendido esto se debe repartir toda la baraja. Para el juego es necesario al menos que dos jugadores estén presentes, por lo que cuando las mesas estaban vacías se podía disputar un uno contra uno frente al repartidor. Eso sí, es un juego que tiene mucho más sentido con una buena cantidad de apostadores.
Cuando en la mesa había varios puestos ocupados, el crupier hacía de mero repartidor y eran los apostadores los que se jugaban sus correspondientes apuestas. Unas apuestas iniciales que establecía el casino con el añadido de lo que los jugadores fueran apostando, pero siempre al comienzo de la partida.
De esa forma se deben repartir todas las barajas que se vayan a utilizar entre todos los que estén en la tabla. En los torneos suele arrancar el que tiene la carta más alta, pero en una mesa de un salón de juegos suele ir rotando el que inicia en el sentido de las agujas del reloj. En este mismo sentido se desarrolla el juego.
Una vez que esté claro quien arranca la partida el jugador debe lanzar la carta que prefiera al centro de la mesa. Puede ser una sola, una pareja, un trío o un cuarteto de cartas. En el caso de que sean más de una deben ser siempre del mismo número (por ejemplo, tres caballos).
Lo más normal es que en este primer envite no se utilicen las cartas más altas, ya que pueden ser necesarias para el resto de la partida. Esto suele hacerse cuando solo quedan dos jugadores por deshacerse de cartas, para obligar al otro jugador a pasar constantemente el turno y poder seguir lanzando uno mismo.
Una vez que el primer jugador ha descartado sus naipes el segundo debe continuar la serie. Continuar la serie significa lanzar el mismo número de cartas que haya lanzado el primero (si ha lanzado tres, el segundo debe lanzar otros tres naipes) y siempre que sean de mayor valor que las que ya había en la mesa.
Eso significa que si el primer jugador ha lanzado un trío de caballos, el siguiente jugador está obligado a lanzar un trío de reyes, ases o doses, que es lo único que está por encima del caballo.
Una vez que el segundo haya lanzado también el tercero debe repetir la operación, y así sucesivamente con el resto de jugadores.
Cuanta más alta sea la baza menos recorrido va a tener en la mesa. Si se arranca con los treses, que es la carta más baja, habrá muchas opciones de que todo el mundo se deshaga de cartas y no se pase el turno. Y es que existe la opción de pasar el turno sin tirar, si no se tiene nada.
El jugador que tenga la carta de mayor valor puede lanzarla en su turno y de esa forma cortar la cadena que se había formado en la mesa. Se corta, ya que al ser el naipe más alto ningún jugador podrá responder con algo superior y por tanto esa ronda se termina en ese momento.
La forma de retomar la cadena de lanzamientos es que el siguiente jugador lance el naipe o los naipes que quiera. Esto solo ocurre tras haber lanzado el dos de oros o una combinación de doses. El jugador que posea el turno volverá a deshacerse de las cartas que quiera y arrancará de nuevo la partida.
Así se desarrolla el juego hasta que un jugador se deshace de todas las cartas. En ese caso se declara ganador y el siguiente jugador podrá empezar la cadena de nuevo lanzando la carta o cartas que prefiera. Así hasta que un solo jugador quede con cartas y resulte el perdedor.
En los casinos depende de la posición en la que se finalice se perderá o se ganará más o menos parte de la apuesta.
Los baremos suele establecerlos la propia sala de juegos, mientras que en los torneos puede ser consensuado por los jugadores. Hay algunas competiciones en las que se juega a eliminación y no con dinero.
En el caso de que sea un torneo en el que se juega con dinero, en el reparto de la siguiente partida el que haya quedado último debe darle las dos mejores cartas al que quedó primero; y el primero le dará sus dos peores al que quedó último. Es una especie de castigo y premio por haber finalizado en estas posiciones.
Otra forma de jugar en un campeonato de esta práctica es dando una puntuación determinada a cada jugador según su posición en cada partida.
Se va realizando una suma y se establece un límite de puntos para coronar a un ganador o un límite de partidas a jugar y en las que se deben tener en cuenta las puntuaciones.
Esos puntos son:
- Primer puesto: cuatro puntos
- Segundo puesto: tres puntos
- Tercer puesto: dos puntos
- Cuarto puesto: un punto
- Último puesto: cero puntos
Dependiendo el número de jugadores que haya en la mesa se modificarán las puntuaciones. Cinco suelen ser bastante jugadores y los que normalmente podemos encontrar en la tabla de un casino (cinco o seis puestos de juego). Pero se puede ir modificando según como sean de grande los tablones.
Otras opciones a tener en cuenta son las cartas a utilizar según el número de jugadores que haya. Hay casos en los que se eliminan los ochos y los nueves de la baraja para agilizar la partida.
En los salones de juego cuando se producían situaciones en las que solo había dos jugadores o tres se tomaba esta medida.
Variantes del juego
Como ocurre en casi todos los juegos, en cada región de un mismo país puede calar de una manera diferente e instalarse en los quehaceres habituales de la población con modificaciones. La esencia es la misma, solo que ciertos colectivos lo cambian a su manera para que sea aún más divertido.
En España ha ocurrido eso con el uno y depende en qué zona nos situemos nos enfrentamos a una variante en el funcionamiento del mismo. Una de las cosas más habituales es que se supriman los ochos y los nueves. En la zona de Extremadura y los límites con Portugal suele ser habitual que estén ausentes.
También con los ases ocurre que solo se pueden lanzar de uno en uno y siempre y cuando haya más cartas ya en la mesa. Y más curiosa aun es la zona de Valencia, en la que si hay solo una baraja y al principio de la partida se tienen las cuatro cartas del mismo número se pueden descartar de forma automática.
En la zona del sur el cambio es más significativo, ya que son los ases los números más valiosos juntos con los treses. Los doses descienden hasta la última posición.
Incluso en las Islas Canarias es en la que los doses y los treses son los últimos en el rango de importancia, mientras que el as es el primero de todos.