
Los casinos físicos mantienen su popularidad a pesar del auge de los juegos de azar online, debido a la experiencia que generan en lo usuarios. Hoteles, restaurantes, espectáculos, teatros, museos y albercas, por ejemplo, son los complementos para potenciar la visita a dichos establecimientos.
Generalmente, estas salas de juego se ubican en edificios suntuosos con capacidad para miles de personas, lo cual no sucedió en Reino Unido durante 2016, porque la empresa Grosvenor instaló un casino dentro de un típico taxi londinense, también conocido como black cab.
“El Casino Itinerante Más Pequeño del Mundo”, así fue como la firma de apuestas calificó a su obra. Quienes abordaban el vehículo encontraban una mesa de cartas para jugar póker o blackjack, además de un televisor para ver los eventos deportivos más importantes del momento y un minibar.
Los servicios del taxi casino estaban disponibles tanto para apostadores expertos como para gente sin conocimientos sobre el azar; si no sabías las reglas de la mesa de cartas, el crupier te orientaba y explicaba todo el funcionamiento.
Una estrategia de mercadotecnia
Grosvenor Casinos lanzó el mencionado black cab para promocionar sus servicios de juego (casa de apuestas deportivas, salas de juego y casino online) en el verano de 2016. Al ser una cadena británica, la campaña de marketing comenzó en Birmingham, para después extenderse a Manchester, Londres y Leeds, todas ciudades inglesas; incluso llegó a Glasgow, Escocia.
Phil Tufnell, exjugador de críquet de la selección de Inglaterra y actual estrella de televisión, inauguró “El Casino Itinerante Más Pequeño del Mundo” el 1 de junio de 2016; solo recorrió las calles de Reino Unido por tres semanas.
El taxi casino se pedía a través Twitter (ahora X), directo en la cuenta oficial de Grosvenor. Viajar en el black cab no tenía costo si el destino era alguna de las salas de juego de la compañía; para dirigirse a otro lugar, debías donar cierta cantidad de dinero a una organización benéfica apoyada por la marca.
La capacidad del automóvil con casino era de cinco personas, un conductor, un crupier y tres amantes de los juegos de azar. Desde entonces, no ha existido un casino físico tan pequeño en el planeta.
Otros casinos extraños en el mundo
La extrañez del taxi casino no es la única en el planeta, hay otros casos en la Antártida, Corea del Norte y Estados Unidos, por ejemplo. Esta diversidad en las salas de juego demuestra la importancia y popularidad del sector de las apuestas dentro de las actividades lúdicas.
Nevada es un estado estadunidense conocido principalmente por Las Vegas, la ciudad más famosa del mundo para apostar. Sin embargo, en 1967 la atención del sector de los juegos de azar apuntó a su capital, Carson City, debido al descubrimiento del Bull Pen Casino.
Esta sala de juego operaba dentro de la prisión estatal de Nevada; los administradores eran los reclusos, quienes repartían las ganancias con los trabajadores del centro penitenciario. El casino ilegal abrió sus puertas en 1932 (las cerró luego de darse a conocer su existencia) con un catálogo conformado por póquer, blackjack, dados y apuestas deportivas.
El Casino Pyongyang es otro que merece mención porque se halla en Corea del Norte, un país con muchas restricciones sociales, entre ellas los juegos de azar. Su localización exacta es el sótano del Hotel Internacional Yanggakdo, abre a las 3:00 de la madrugada y solo es para turistas; cuenta con slots, mesas de cartas y ruletas.
La ciudad norcoreana de Rason de igual manera presume una sala de juego para los visitantes extranjeros: el Hotel y Casino Imperial (propiedad del Grupo Emperor de Hong Kong). El complejo se inauguró en el 2000 y su principal característica es el lujo, tanto en las habitaciones, restaurantes y piscinas como en las mesas para apostar.
Uno de los lugares más remotos del planeta también alberga una sala de juego: la Antártida. Este continente no posee pueblos o ciudades convencionales debido a sus condiciones climáticas (frío extremo), pero sí hay centros de investigación donde viven científicos de diferentes naciones, así como sus familias.
Base Esperanza, la cual pertenece a Argentina, es un centro de investigación de la Antártida, ahí se encuentra un pequeño casino (utilizado como salón comunal gracias a su servicio de restaurante y bar) para la distracción de los habitantes. Recibe alrededor de 60 personas al año.