Corazones

Reglas Corazones

Entre los juegos de casino que ya no se practican en estas salas destacaremos en este caso el juego de los corazones. Una práctica entretenida y que tiene un funcionamiento que es digno de conocer.

Una vez que se entiende es entretenido y divertido. Un juego que mezcla todo, también estrategia.

Historia de los corazones

El juego de los corazones no tiene una fecha concreta de aparición, pero si un lugar: Francia. Fue en tierras galas en las que las noblezas de dicho país comenzaron a jugar a este juego, que se hizo muy popular en poco tiempo entre el resto de la población.

El juego y concretamente la dama de picas tiene un oscuro pasado. El compositor Piotr Tchaikovski adaptó una novela del ruso Aleksandr Pushkin, basada en una novela en la que el protagonista varón muere en extrañas circunstancias tras mantener una relación con una dama muy parecida a la dama de picas.

Una tragedia que se repite en varios casos y fruto de esta antigua creencia es por la que la dama de cartas suma tantos puntos en sentido negativo en este juego. Esta historia caló muy hondo en la población.

Pero por lo que de verdad se popularizó este juego fue por la versión para escritorio creada por Windows para los ordenadores que utilizaran sus sistemas operativos.

 

Objetivo del juego

El fin de este juego es intentar sumar el menor número de puntos posible en el desarrollo de las trece bazas de las que cuenta el juego.

Ganar muchas bazas o cartas no tiene validez en este juego, lo importante es no llevarse en ellas cartas que sumen puntos a la puntuación final del apostador. El que tenga menos unidades al final de una partida será el que se la adjudique, de ahí la importancia de este aspecto.

 

Elementos del juego

  • Baraja francesa de 52 cartas.
  • Tapete (opcional).
  • Fichas para apostar (opcional).
  • De 2 a 4 jugadores. Casi se considera obligatorio que sean cuatro los jugadores, pero también hay versiones en las que juegan 2 o 3. Se utiliza una sola baraja

 

Cómo se juega a los corazones

El juego de los corazones es sencillo cuando ya se conoce el funcionamiento, pero en un principio puede costar de entender la mecánica. Al ser una práctica en la que se necesitan cuatro jugadores, no se ha popularizado en las mesas normales de los casinos ni casinos online, sino que se reservaba para torneos.

Aun así ha habido casinos que han decidido dejar solo cuatro puestos de asiento en mesas reservadas para este juego. Al menos al principio era así, después con el paso del tiempo en todas las salas de juego se han dado cuenta que cuántos más jugadores jueguen mejor tanto para los negocios como para los propios clientes.

En las versiones de casino las correspondientes apuestas se hacen al principio. Al ser un juego en el que las posiciones importan había varios sistemas de apuestas en función de la plaza en la que pensabas que ibas a terminar.

También estaba la opción de jugar varias manos hasta alcanzar el número de puntos que indicara el salón de juegos.

Como tal, al ser un juego en el que lo que importa es sumar el menor número de puntos posibles para poder ganar el límite solía ponerse en la persona que alcanzaba más puntos. Cuando el que iba perdiendo llegaba a la cifra límite se esclarecían las posiciones definitivas en la partida.

Para ello antes tenían que desarrollar todo el juego y eso es lo que vamos a explicar. El crupier baraja y reparte 13 cartas en primera instancia a todos los jugadores.

Es decir, reparte la baraja al completo, ya que hablamos de una baraja francesa de 52 naipes. A partir de ahí la función del repartidor será la de ir indicando en qué momento se realizan los intercambios de cartas.

Y es que en este juego se realizan estos trueques entre los apostadores. Tras cada ronda jugada cada jugador elige tres de sus naipes para enviárselos al jugador que corresponde.

En cada una de las rondas se le pasan las cartas a un adversario diferente para que haya igualdad entre todos y nadie se queje de las malas cartas del jugador que tiene al lado.

Cada jugador debe pasar las que quiera, siempre y cuando sean tres cartas. En la primera ronda cada jugador le pasas su trío de naipes elegido al jugador de la izquierda; en la segunda se entregan al de la derecha; en la tercera al de enfrente (si los jugadores están situados en línea y no en forma de cruz se enviarían al segundo empezando por la derecha); y finalmente en la cuarta ronda no se pasan cartas.

Una vez que llegue la quinta ronda se vuelve a empezar la secuencia y así se hará hasta que no haya cartas que poder pasarse porque queden solo dos en poder de cada jugador.

Si las ubicaciones de los clientes en las mesas no son las propicias para que se den las cartas entre ellos, será el crupier el que ayude a dicho transporte.

Pero para poder realizar estos intercambios primero hay que jugar las rondas. En cada baza un jugador lanza una carta y vence el que haya lanzado la carta más alta. Para eso es importante conocer el orden jerárquico de los naipes. Es el siguiente:

  • As
  • Rey
  • Dama
  • Jota
  • Diez
  • Nueve
  • Ocho
  • Siete
  • Seis
  • Cinco
  • Cuatro
  • Tres
  • Dos

El decir que un jugador vence una baza implica que se queda con las cuatro cartas que se han lanzado al centro del tapete y las guarda en un montón a su lado. Ese montón valdrá después para realizar el recuento pertinente de las cartas.

Además, el apostador solo puede revisar las cartas de la última baza que se ha llevado con el fin de trazar su plan conforme al resto de bazas.

En la primera baza no se pueden lanzar las cartas que uno quiera, sino que existen algunas restricciones. En la primera ronda el primero que debe salir es el que tiene el dos de tréboles y a partir de ahí el turno irá rotando a izquierdas.

En algunos casinos se indica que jugador tiene el turno con una ficha distintiva y en otros es el crupier el que lleva la cuenta mental de ellos, por si a algún jugador se le olvida.

Una vez que el primer jugador ha echado ese dos de tréboles, el resto de adversarios tienen que continuar lanzando cartas del palo con el que salió el primer jugador. En el resto de rondas se hará de la misma forma. La única excepción es que no se tengan cartas de ese palo, en cuyo caso se puede echar otra carta cualquiera de otro palo.

Eso sí, en la primera ronda no se pueden echar cartas de las que valen puntos. Estas cartas son las que deben evitarse a toda costa ya que son las que suman unidades al marcador y la intención es siempre la de quedarse con la puntuación más baja. Esos naipes de los que hablamos son las cartas de corazones y la dama de picas.

A partir de la segunda ronda se podrán lanzar cartas de corazones si ya no quedan cartas de otros palos y no hay más remedio que lanzarlos.

También está la posibilidad de que un jugador lance la última carta de un palo concreto y ya no queden más naipes de este palo para seguir la partida; en ese caso se puede lanzar un corazón. Si aun faltara algún naipe de ese palo no se podrá efectuar el lanzamiento.

Es decir, si la baza va a picas y en el turno del jugador anterior se lanza la última pica de todas, entonces se puede echar una carta de corazones aunque se tenga otra de otro palo que se pudiera echar.

Si algún jugador sigue teniendo picas no se podría hacer. Por ello es importante tener memoria y saber cuando un palo se ha terminado. Normalmente el crupier también va informando de esto a los jugadores para que sepan qué movimiento es correcto y cuál no.

Las cartas que sumen puntos que se vaya llevando cada jugador se ponen delante de él para que todos los jugadores puedan consultarlas y se sepa a ciencia cierta como está la situación. Así se desarrolla el juego hasta que finalicen todas las rondas, las trece que hay concretamente.

Como ya hemos dicho, el jugador que tenga menos puntos es el ganador de la partida y el que tenga más es el perdedor. En algunos casinos no se pierde la partida sino se sobrepasan los 50 puntos, por lo que es posible que se tengan que jugar varias partidas en las que se vayan sumando las puntuaciones. En los torneos también ocurre de esta manera.

En cuanto a las puntuaciones, cada carta de corazones que quede en poder de un jugador suma un punto y el que se quede con la dama de picas suma un total de trece puntos.

Solo hay una excepción que se produce si un jugador se queda con todas las cartas de jugadores y con la dama de picas. En ese caso no suma ningún punto, se le proclama vencedor y además el resto de apostadores sumarían 26 puntos cada uno.

Por eso la estrategia en este juego es importante y en caso de que se hayan recogido casi todas las cartas de corazones sería importante quedarse con todas para poder ganar. Esa sería la única opción de victoria de un apostador que se va llevando todas las cartas de corazones.