Pachinko: las tragaperras japonesas

sala de juego pachinko

Os queremos hablar hoy de una variante oriental de las populares tragaperras o slots, el extendido juego de Pachinko que aquí aún es un gran desconocido. Si has tenido la suerte de pasear por una gran ciudad japonesa os va a sorprender lo extendido que está entre sus habitantes el pasar un rato jugando a esta fusión de pinball, video slot y tragaperras más clásica. En los salones de pachinko encuentras todo tipo de personas, sin importar mucho la edad, el género o qué hacen en su día a día.

Lo siguiente que te sorprende es la cantidad de colores y sonidos que un salón de pachinko puede emitir: en ese sentido están repletos de decoración y carteles al más puro estilo japonés, que no deja ni un solo hueco sin decorar ni llenar de rótulos repletos de color y exclamaciones.

Se trata de un juego que mezcla lo mejor de los juegos de arcade con un toque de pinball en su funcionamiento. Y además, por supuesto, están relacionadas con el funcionamiento de las tragaperras que nosotros conocemos. Por eso en ocasiones también se las conoce como pachislots, y son tan versátiles en ambientación y temática como las slots.

Debéis saber algo muy importante sobre Japón, y es que apostar en efectivo no está permitido por la ley. Por eso precisamente juegan con unas pequeñas bolitas metálicas que son a la vez recompensa, puesto que la máquina te las puede devolver multiplicadas si llega el caso. Por ello, el premio en una sala de pachinko es ligeramente distinto, como os contaremos más adelantes.

Historia del pachinko

Las primeras menciones que se tienen de las máquinas de pachinko aparecen en los años veinte y estaban en un primer momento ideadas para ser un entretenimiento infantil. Sobre los posibles precursores se habla por un lado de la Corinthian Bagatelle (un juego americano, consistente en un tablero en el que debes dominar el movimiento de las bolas metálicas para conseguir llevarlas al lugar indicado); éste a su vez parece estar antecedido por el billar, y en ese sentido apunta la segunda corriente acerca de los antepasados del pachinko, que señalan al billar Japonés.

El billar Japonés, pese a su nombre, fue inventado en Europa en el siglo XVIII y tenía algo de billar, algo de petanca y algo de juego de habilidad.

El primer pachinko para adultos del que se tiene noticia aparece en la ciudad de Nagoya y desde ahí se extendió (hablamos de los años treinta). Le fue bien y se extendió rápidamente, pero la llegada de la II Guerra Mundial provocó un cierre masivo de sus salas que reabrieron con la llegada de la paz y se extendieron con éxito hasta nuestros días.

Eran máquinas mecánicas, como las antiguas tragaperras, pero poco a poco la electrónica fue mejorando el proceso de juego. Y de ahí a nuestros días, donde obviamente han dado el salto a los casinos online.

Cómo jugar a pachinko

Para empezar, vas a un salón de pachinko que es perfectamente reconocible desde fuera, y compras bolitas metálicas.

Eliges tu máquina y te sientas, y entonces vas insertándolas en ella. Una vez dentro, la puedes lanzar con una palanca y va a iniciar un recorrido de arriba a abajo, movida por la fuerza de la gravedad. Su tendencia es de caer a la parte inferior de la máquina y que ésta se la trague, pero por el camino vas a encontrar un montón de salientes, botones, obstáculos y mucho más.

Mientras esta bola cae y choca con sus obstáculos, puede pasar por lugares concretos que activan -por el mero hecho de haber pasado por ahí- una recompensa en forma de más bolas de pachinko. De ese modo puedes seguir jugando gratis, gracias a las recompensas. En la actualidad hay otras máquinas que además incluyen rodillos como las de las máquinas tragamonedas que giran y te pueden dar una combinación ganadora.

El mecanismo ha cambiado mucho con los años y de ir jugando las bolas de una en una ahora hemos pasado a poder poner en activo varias a la vez.

bolas de pachinko

Lo realmente curioso del asunto es que los premios que se obtienen en forma de bolitas no se pueden canjear por dinero en efectivo, sino que los jugadores los cambian por tokens o por regalos, que a su vez se pueden cambiar por efectivo. Se calcula el número de bolitas que se quieren canjear por unos cuantas rondas y se entrega el premio de «precio equivalente en bolitas» más cercano, y si la cantidad es muy pequeña, se suele quedar el jugador las bolitas para seguir jugando.

De este modo, un tanto retorcido, se cumple la legalidad y se obtiene un premio por dinero. Este último cambio se efectúa en establecimientos externos al salón de pachinko, pero que están muy cerca para que el jugador pueda efectuar el cambio.