Tratar de encontrar una estrategia que te permita ganar al casino ha sido una aspiración repetida a lo largo de la historia de estos lugares de juego, pero no todos han sido capaces de lograrlo. Algunos se han acercado, como Charles Wells, cuya vida os contamos hace algún tiempo, que fue capaz de ganar mucho dinero con la ruleta en el casino de Monte Carlo, o el inolvidable Ken Uston. Éste último hizo historia elaborando estrategias ganadoras en el blackjack.
Precisamente el blackjack es el juego que ha motivado la aparición de un equipo muy especial del que os queremos hablar hoy: el equipo de Blackjack del MIT. Pero empecemos por el principio, ¿qué es eso del MIT? Pues es el acrónimo (en inglés) del Instituto Tecnológico de Massachusetts, una universidad privada en Cambridge (el de USA) centrada principalmente en la investigación, la tecnología y la ciencia.
Miembros ilustres del MIT hay muchos, algunos tan conocidos como Noam Chomsky, Buzz Aldrin (entre otros muchos astronautas) y algún que otro premio Nobel, por no mencionar a Tim Berners-Lee, creador de la World Wide Web a la que tanto deben los casinos online.
Pues bien, con estas credenciales es fácil deducir que en el MIT se reúnen algunas de las mentes más despiertas del mundo para tratar de mejorarlo. Pero en ocasiones también utilizan sus talentos para algunos fines mucho más divertidos. El equipo ha ido cambiando de miembros entre alumnos y ex-alumnos de esta universidad y así han conseguido ser un grupo activo entre 1979 y principio de los dos mil.
Basándonos en que en el blackjack estar al tanto de qué cartas están sobre el mantel y hacernos una idea de la probabilidad que existe de que salgan las que quedan en el mazo, siempre es una buena estrategia; entenderemos por qué estas mentes tan privilegiadas y entrenadas en la ejecución de complicadas operaciones lideraron el juego del blackjack durante muchos años.
Este grupo surgió cuando varios alumnos decidieron autoenseñarse a contar cartas en el blackjack (ya existían multitud de manuales redactados en décadas anteriores) y aventurarse a probar suerte en Atlantic City. Al volver decidieron, algunos de ellos ofrecer cursos sobre esta técnica de recuento.
No tardaron en ser contactados por expertos jugadores y de ese modo el grupo fue tomando forma. En principio, y aunque consiguieron ganancias, eran más un grupo que experimentaba y perfeccionaba su técnica que un equipo profesional dedicado a hacer saltar la banca. En 1980 J.P. Massar contactó con el ex alumno del MIT Bill Kaplan. Massar era un jugador profesional y Kaplan era un recién licenciado que ya llevaba unos meses ganando dinero en Las Vegas gracias al método de conteo de cartas.
Kaplan fue invitado a observar y sacar conclusiones sobre Massar y su equipo de juego, y les hizo un concienzudo análisis, tras el cual decidieron empezar a trabajar juntos formando una especie de «sociedad» regidas por reglas empresariales. Además les hizo aprender nuevas técnicas de conteo que perfeccionaran su método y elevaran sus probabilidades de ganar. La andadura de este equipo, el equipo del MIT, se inició en agosto de 1980.
Eran inicialmente diez jugadores y un inversor, y en poco tiempo (diez semanas) ya había doblado la inversión inicial. Para seguir creciendo, repartían folletos entre los estudiantes del MIT con la intención de reclutar a los mejores. Su enfoque inicial se basaba en los métodos de Al Francesco, con quien jugó Ken Uston.
Durante la década de los 80 llegaron a ser 35 los jugadores del equipo de blackjack del MIT, y eso que prácticamente tuvieron que prescindir de Kaplan ya que era demasiado conocido por el personal de los casinos. Así que se dedicó a su trabajo habitual fuera de los casinos dejándose ver de vez en cuando (entendemos que debía de echar de menos no solo lo lucrativo, sino también lo emocionante del juego). El caso es que dejó de ser el líder del equipo, título que recayó en Massar. Pero no sólo fue él, sino que otros jugadores se vieron coronados como líderes de tan singular equipo.
El grupo fue perdiendo interés con el paso de los años, ya que no poseía el interés inicial ni el fuerte liderazgo de Kaplan. Pero entre 1979 y 1989 fueron sin duda los reyes de este juego y dieron cabida a más de 70 jugadores. En el seno del equipo no todos eran estrellas, sino que muchos -la mayoría- de los miembros de cada equipo en que se dividían para pasar a la acción se dedicaban a tareas de apoyo muy necesarias. Los había contadores y grandes jugadores.
Como una manera de sacar provecho a sus conocimientos, Kaplan, Massar y uno de los líderes posteriores, John Chang, decidieron crear una nueva «escuela» en la que entrenar nuevos jugadores. Utilizando el método de Edward Thorp (profesor de matemáticas y pionero en las nuevas aplicaciones de la probabilidad) consiguieron hacerse nada menos que con un millón de dólares allá por 1992.
Este método requería de tres jugadores desempeñando diferentes roles: un observador que determinara cuándo el mazo de cartas era propicio, un controlador que apostaría en pequeñas cantidades de manera continua y un gran jugador (el Big Player) que sería el que, tras el aviso del controller, haría una gran apuesta con la intención de conseguir grandes ganancias.
Como les fue bien, ampliaron tanto el reclutamiento como los esfuerzos invertidos en entrenar a nuevos miembros (cuantos más, más posibilidad de hacer dinero). El equipo volvió a crecer y llegaron a ser 80 los jugadores reclutados.
En este nuevo resurgir, llegaron a ser 30 personas jugando al mismo tiempo en diferentes casinos no solo en Estados Unidos sino en otros lugares del mundo (ya que durante un tiempo los casinos prohibieron la entrada de los contadores de cartas a sus salas, aunque luego la justicia se puso de su parte y el veto se tuvo que levantar).
Para evitar estas situaciones necesitaban caras nuevas, por lo que nunca dejaron de reclutar y entrenar (sin salir de la universidad y también con fichajes estrella de otras prestigiosas instituciones como Harvard).
Fueron sin duda las más rutilantes estrellas que el blackjack ha tenido, pero todo esto en los últimos años fue una lucha encarnizada contra casinos y sus detectives contratados ex profeso para identificarlos y prohibirles el acceso a las partidas. Éste fue el principio de fin de este gran equipo que acabó disolviéndose en 1993.
Quizá el grupo oficial se disolvió, pero sus conocimientos no cayeron en saco roto y algunos de los jugadores que habían aprendido y ganado dinero con ellos decidieron organizarse y seguir con su aventura. Al tratarse de gente de ciencia, no debe sorprendernos el nombre escogido por dos de los equipos que se formaron: Reptiles y Anfibios.
Ambos crecieron y desarrollaron su actividad estableciéndose de manera empresarial y organizada y consiguiendo premios y ganancias. Incluso llegaron a ganar competiciones haciendo que unos y otros se hicieran con un nombre propio en la leyenda del blackjack.
Pero el tiempo no pasa en vano y la vida de jugadores de casino pasó factura y muchos de los antiguos miembros de estos equipos dejarno el blackjack por otras investigaciones y dedicaciones (no olvidemos que se trataba de personas con mentes privilegiadas, disciplina y mucha experiencia en aprendizaje).
Tras leer la historia de este equipo mítico del blackjack, uno podría creer que dedicarse a esto de forma profesional podría ser algo lucrativo, pero nos gusta recordar siempre que el blackjack, como otros juegos de azar en el casino, están pensados para divertir y entretener, no para convertirse en un medio de vida.
Por más que con el tiempo, el entrenamiento y las aptitudes necesarias estas personas tan extraordinarias llegaron a amasar fortunas; lo cierto es que sin el impulso de los jugadores profesionales con que empezaron a trabajar llegar donde llegaron habría sido casi imposible.
Por esto, nuestra estrategia recomendada en este y otros juegos siempre será la de jugar con moderación y tratar de no perder de vista cuáles son nuestros límites y obligarnos a no saltárnoslos.