Para algunos juegos es complicado hacerse un hueco en las salas de los casinos. Y no digamos ya en los casinos online. En algunos casos se necesita que exista un club de aficionados a ese juego para que los casinos puedan integrarlos en su propuesta de mercado.
Está claro que si no hay demanda no tiene sentido que haya oferta, y aunque un grupo reducido de practicantes pida que se incluya no siempre resulta interesante.
Es lo que le ha ocurrido a lo largo de su historia al bridge. Un juego de cartas, parecido al tute, pero que por su complejidad ha llegado incluso a convertirse en un deporte como tal. En Europa siempre ha estado presente y fue a partir de los años 30 cuando realmente empezó a practicarse en los casinos más importantes de todo el mundo.
Historia del bridge
Los orígenes del bridge se remontan hasta los inicios del siglo XVI. En el año 1526, un documento sobre juegos hablaba de una práctica conocida como Triumphus Hispanicus, que no es otra que el tute. Al tute se juega con la baraja española y es muy parecido al bridge en cuanto a desarrollo.
Sin embargo no sería hasta finales de siglo cuando se terminan de fijar el tamaño y las figuras de la baraja francesa tal cual hoy las conocemos. Es ahí cuando también surgen una serie de juegos que podrían ser antecedentes del bridge, el más representativo el whist de Inglaterra.
Esto provocó que los encargados de divulgar el juego fueran los ingleses. De hecho muy pronto se propagó por las clases nobles británicas y francesas. También en Gran Bretaña y Estados Unidos empiezan a aparecer los primeros clubes de whist.
Concretamente en Londres, en 1894, se funda el Portland Whist Club. Esta asociación fue pionera en la organización de torneos de whist y fue allí donde se concretó la figura de “el muerto”. Se dice que todo devino de forma accidental, ya que un día faltó un jugador y para poder jugar sin él inventaron la regla.
El nombre definitivo de bridge va a aparecer por primera vez en 1886 en El Cairo y su denominación actual como bridge de contrato se la debe al norteamericano Harold S. Vanderbilt.
Este multimillonario, considerado el hombre más rico del planeta en su tiempo, en el transcurso de un crucero redactó la reglamentación definitiva y que permanece vigente hoy en día. Fue alrededor de 1925 y solo unos años más tarde se fundó la Federación Mundial de Bridge y se celebró el primer campeonato mundial.
Además, en 1999, el Comité Olímpico Internacional reconoció a la federación de este juego como Olímpica. Esto significa que el bridge queda reconocido a todos los efectos como deporte, a pesar de que no participe en los Juegos Olímpicos.
Ha habido mucho debate alrededor de este concepto, ya que el bridge no requiere ningún movimiento físico para practicarlo. Sin embargo, los expertos aseguran que es un juego que ejercita la mente y en el que la memoria es muy importante. Por tanto merece tildarse de deporte.
Durante muchos años el bridge se propagó como juego en los casinos. En España, las mejores salas de juegos hispanas contaron en su tiempo con salas privadas de bridge y en algunos se sigue practicando. Casinos como el Casino Barcelona, Castellón o León son buenos ejemplos.
Pero son ciudades en las que existe una asociación concreta de practicantes. En el resto de ciudades hubo un “boom” en el siglo pasado y después quedó obsoleto en la mayoría de salas de juego. Aun así, en algunas páginas de apuestas se puede jugar al bridge online apostando con dinero real.
Objetivo del juego
Puesto que el juego se desarrolla por equipos, el objetivo depende del dúo al que pertenezcas. Si eres de la pareja que gana la subasta, el fin es ganar tantas bazas como se haya establecido en el contrato previo.
Si por el contrario perteneces a la pareja llamada “defensora” el objetivo es impedir que el otro equipo gane las bazas necesarias para llevarse los puntos finales.
Elementos del juego
- Baraja francesa de 52 naipes (picas, corazones, diamantes y tréboles).
- Tapete de tela.
- Fichas de poker para apostar (opcional).
- Tarjetas para remate (se utilizan normalmente en partidas federadas en la fase de la subasta).
- Cuatro jugadores divididos en dos parejas.
Cómo se juega al bridge
Antes pasar directamente a la mecánica del juego, es importante tener claras unas reglas básicas para todos los jugadores. Además, el funcionamiento se divide en dos fases que también se deben diferenciar claramente: el remate o subasta y el carteo.
Reglas básicas
En el bridge juegan dos parejas de dos jugadores cada una. Los jugadores deben sentarse en el lado opuesto al de su compañero.
La forma de indicarlo es con los puntos cardinales, es decir, una de las parejas se sentará en los lados norte y sur y la otra en el este y oeste. El orden de reparto y de hablar en la subasta se realiza siempre en el sentido de las agujas del reloj, a izquierdas.
Se juega con una baraja francesa de 52 cartas, en la que hay picas, diamantes, corazones y tréboles. En la partida podría haber un naipe que se considerara “de triunfo”, que por tanto se podría lanzar en cualquier ronda y ganaría a todas las cartas a excepción de un número de ese mismo palo superior.
En cuanto al número de las cartas, el orden es el mismo que en las variedades más comunes del póker: de mayor a menor As, rey, dama, sota, 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3 y 2.
El remate o subasta
Para empezar se reparten las 52 cartas entre los 4 jugadores, lo que dará un total de 13 cartas para cada uno. El objetivo de la subasta es determinar cuántas rondas o bazas crees que tu equipo puede ganar según las cartas que os han tocado.
Puesto que el máximo de rondas son 13 (ya que en cada ronda el jugador lanza una carta) el mínimo de rondas ya establecidas son 6 y es necesaria al menos una más para ganar la partida. Sin embargo una pareja puede subir la apuesta y establecer por ejemplo que es capaz de ganar 9 de las 13 rondas de la partida y además instaurar un naipe de triunfo.
La forma de hacerlo sería lanzar por ejemplo un 3 de corazones. Además de las 6 bazas establecidas, con esa carta apuestas que ganarás otras tres más y tu palo ganador serán los corazones. Los cuatro jugadores harán sus apuestas por orden y siempre superando la apuesta más alta que haya sobre la mesa. Si no se cree que se pueda mejorar lo que ya hay se pasa el turno, hasta que resulte un ganador.
En este periodo no se ganan puntos, sino que el objetivo es determinar cuántas rondas cree un equipo que es capaz de ganar. Por supuesto, cada jugador solamente ve sus cartas y no puede ver las de su compañero, por lo que su apuesta debe ir en consideración con las suyas.
En el bridge profesional los jugadores han establecido complejos sistemas de apuestas que sirven de comunicación entre los miembros de los equipos. Según la carta que lanza tu compañero, tú ya eres capaz de entrever lo que lleva y por tanto puedes apostar más o menos alto. Sin embargo en los torneos amateur rara vez se da.
Una vez finalizadas las apuestas, al equipo que ha ganado la subasta se le llama “declarante” y al otro equipo “defensor”. Tiene sentido ya que el primero es el equipo que declara lo que es capaz de ganar y el otro tiene que defender e intentar que eso no ocurra para ganar.
Lo más importante es que si un equipo se compromete a ganar 9 rondas debe hacerlo para llevarse la partida. Si no lo consigue, los puntos son para el equipo rival. Por ello es clave hacer una buena apuesta.
La apuesta termina cuando tres jugadores pasan de forma consecutiva y si nadie apuesta en la primera ronda entonces la mano no es jugada.
El carteo
En esta segunda fase es en la que los jugadores van lanzando sus cartas. Cada uno debe lanzar una carta en cada ronda y siempre empieza el que está situado a la izquierda del jugador que ha repartido. En la primera ronda se puede lanzar cualquier carta, pero en la segunda los jugadores tienen obligación de jugar cartas del palo de salida.
Si no se tienen cartas de ese palo entonces se puede jugar cualquier otra y además no es necesario ni obligatorio ir a ganar la baza. Es decir, si no tenemos naipes de ese palo no es obligatorio lanzar uno del palo triunfo, sino que podemos echar cualquier otra carta y perder la baza.
A partir de la segunda ronda es cuando se produce un hecho especial en el juego. De la pareja “declarante” el que primero estableciera en la subasta el palo de triunfo no debe mostrar sus cartas, pero el otro jugador de la pareja sí.
Es decir, si en la subasta el jugador 1 de la pareja lanzó un 1 de tréboles y después el jugador 2 lanzó un 3 de tréboles, y finalmente se establece que el palo de triunfo son los tréboles, entonces el jugador 2 en la segunda ronda del carteo pone sus cartas sobre la mesa para que todos los jugadores puedan verlas. Así el jugador 1 pasa a ser el “declarante” y el jugador 2 el “muerto”.
El juego no acaba ahí para el muerto ya que aunque todo el mundo vea sus cartas y su compañero le diga lo que tiene que echar, su objetivo es que su pareja no cometa errores que lleven a penalización.
Por ejemplo, si el palo de salida son los corazones y ve que su compañero va a cambiar de palo puede preguntarle: “¿Tienes más corazones?”. Evidentemente no puede ver las cartas de su pareja, pero si ayudarle con preguntas.
Tras esto se siguen jugando todas las bazas hasta completar las trece. El jugador que gana cada baza es el que sale primero en la siguiente.
Finalmente, si la pareja declarante ha sido capaz de ganar las bazas que estableció en el contrato se llevará un cierto número de puntos y si no será la pareja defensora será la que puntúe. Las puntuaciones son bastante complejas por lo que en los torneos de principiantes se juega al mejor de 5 o 7 mangas pero sin contabilizar puntos.