Los catálogos de nuestros casinos online contienen, salvo pequeñas particularidades, una colección bastante similar de juegos.
Esto es debido al empeño por conocer los gustos del jugador, que motiva que seleccionen aquellos con más adeptos o apuesten por aquellos que creen que van a tener una buena acogida.
En la historia de los juegos de casino, muchos no han podido llegar a tener su versión online ya que simplemente dejaron de jugarse en los casinos físicos en los que, como en la vida misma, estar de moda también es importante.
Así, algunos juegos que fueron populares en algún momento de la historia de los casinos, caen en el olvido y pasan a ser patrimonio de aficionados a las rarezas. En estos casos se agradece la labor investigadora de muchos aficionados a los juegos que permiten, gracias a su empeño, que podamos volver a ponerlos sobre el tapete.
En esta ocasión os queremos hablar de un juego de cartas, el Faro, que alcanzó cotas de popularidad en el S. XIX pero perdió gas en el XX hasta casi desaparecer.
Historia del juego del Faro
Estamos ante un juego de cartas cuyo nombre original era «Faraón» y era popular en la Francia de Luis XIV (que reinó desde su coronación en 1.643 hasta su fallecimiento en 1.715). Apareció como el sustituto de un juego también de cartas llamado Basset, que había sufrido una prohibición (que alcanzaría al Faraón o Faro al cabo del tiempo).
En Inglaterra no se prohibieron ni uno ni otro y gozaron de bastante popularidad (también en Italia, donde el mismísimo Casanova era aficionado a jugarlo). Allí fue donde pasó de llamarse Farón al más corto «Faro».
Como era de esperar saltó el océano Atlántico y llegó a los Estados Unidos y Canadá, donde en el S. XIX fue, ni más ni menos, el juego de cartas con el que apostar más popular. D
e hecho si pudiésemos viajar en el tiempo a cualquiera de los saloon que tantas veces hemos visto reproducidos en las películas del Viejo Oeste, veríamos que en sus mesas de juego el Faro era el protagonista (se dice que el mismísimo Wyatt Earp, protagonista de uno de los tiroteos más recordados de la historia).
Tampoco las grandes ciudades escapaban a su encanto y en la de Washington podías jugar al faro en multitud de lugares. Las cartas más populares en aquellos primeros años del Faro solían llevar un dibujo de un tigre, por lo que a muchos callejones donde podías encontrar partidas de Faro se les ponía la coletilla de «del tigre», en alusión a la facilidad con que se podía encontrar.
De hecho existe una ciudad minera en el territorio de Yukon, en Canadá, llamada Faro en honor a tan popular juego.
El declive de juego tuvo mucho que ver con las malas prácticas de «las bancas», ya que se utilizaron ampliamente trucos que inclinaban la suerte a su favor. Eso, junto con la mala fama y corrientes prohibicionistas en el país acabaron con el reinado del Faro en salones y callejones.
Los últimos lugares donde se podía jugar al Faro y que constan son algunos casinos de Las Vegas y Reno.
Objetivo del juego
Este juego persigue un objetivo muy sencillo: apostar a que adivinas qué carta va a extraer el crupier (o banca), además de poder apostar a otras cuestiones paralelas. Pero el ganador del juego en esencia es aquél que predice la carta que va a salir.
Elementos del juego
- Una baraja de cartas (52 y sin los comodines).
- Una mesa que antes solía ser de forma ovalada.
- El tapete, en el que están representadas las siluetas de 13 cartas distribuidas en dos filas de 6, una paralela a la otra, y una carta suelta colocada a la altura de la zona intermedia entre las filas y a un extremo. En uno de los extremos suele estar también impresa la palabra «Highcard» o carta más alta.
- Una caja de reparto (que fueron en gran medida objeto de triquiñuelas por parte de la banca en la antigüedad). Estas cajas permiten sacar las cartas de una en una e incluso ver el mazo de cartas en el interior para no dejar lugar a suspicacias.
- Un ábaco, y se trataba de un ábaco muy especial puesto que cada una de las varillas representaba a una de las cartas de la baraja (sin tener en cuenta los palos). Con él se van marcando las cartas que van apareciendo en la mesa.
- Fichas de poker para apostar.
- Una chapa de cobre (copper, en inglés), que servía para invertir o cambiar el resultado de una ronda.
- Jugadores en un número indefinido, pudiendo haber tantos como se quiera.
Cómo se juega al Faro
En el Faro, varios jugadores se enfrentan a la Banca o crupier. Los jugadores empiezan colocando sus apuestas sobre alguna de las cartas dibujadas sobre el tapete (luego explicaremos las especialidades de estas apuestas).
Una vez apostado, el crupier saca una carta que coloca a la derecha de la caja de reparto. A esta carta se la conoce como «carta de la banca«.
La siguiente carta que saca es la llamada «del jugador» y se coloca a la izquierda del mazo. Las apuestas que coinciden con la carta de la banca perderán y las que coincidan con la carta del jugador ganarán.
Se puede apostar también a que la carta del jugador será mayor que la de la banca y ésta es la apuesta que se coloca en la zona de «highcard» del tapete.
Las apuestas se liquidan cada vez que se sacan dos cartas, por lo que las partidas son sencillas y rápidas. Las apuestas que ni han ganado ni perdido se quedan sobre la mesa, aunque pueden recogerse o modificarse.
Si hubiera un empate, es decir, si el repartidor extrae dos cartas de idéntico valor, la banca se quedaría la mitad de las apuestas a esa carta, lo que constituye una ventaja para la casa.
Se siguen sacando pares de cartas del mazo sin volver a meter las que ya han salido.
De este modo en la última ronda sólo quedan tres cartas en el mazo (la que está visible no participa, se la llama «soda» y se dice que está «quemada» puesto que es visible por los jugadores), por lo que la apuesta se modifica y se intenta adivinar el orden en que éstas van a salir (salvo que quedaran casualmente tres cartas del mismo valor, como por ejemplo 3 jotas, 3 doses, etc.
Apuestas más comunes
- Apuesta al valor de la carta: es la apuesta más común y se puede apostar a uno o a varios posibles resultados.
- Apuesta a la carta más alta: si crees que la carta ganadora va a ser más alta que la perdedora.
- Apuesta a pares e impares: de igual modo, se refiere a la carta ganadora o «carta del jugador»
- Apuesta final a las tres últimas cartas: Se busca predecir el orden en que van a ser extraídas (recordemos que gracias al ábaco el valor de las cartas que quedan se puede conocer de antemano).
Partidas de Faro famosas
Dada su popularidad, no es de extrañar que en multitud de obras literarias coetáneas a su momento de máxima fama, el Faro apareciese retratado en multitud de escenas y tramas.
Hablamos de obras que han pasado a la historia como»Guerra y Paz» (Leon Tolstoy), o «La suerte de Barry Lyndon» de William Makepeace Thackeray, la novela que adaptó a la gran pantalla Stanley Kubrick en 1975.
Puccini y Offenbach incluyeron partidas de faro en alguna de sus óperas, y en una de las películas favoritas para los amantes del buen cine y los juegos de cartas de todos los tiempos, «El Golpe» («The Sting»), inolvidablemente protagonizada por Paul Newman y Robert Redford en 1973; uno de los miembros de la banda advierte a los protagonistas de que Ray Lonegan, el malvado mafioso del que se quieren vengar, «sólo sale de casa para jugar al Faro».
Por supuesto también podemos encontrar escenas de partidas de Faro en la adaptación al cine de la vida de Wyatt Earp titulada «Tombstone«.
Para los amantes de las series también se pueden encontrar múltiples referencias en «Deadwood«, de modo que el Faro nunca caerá en el olvido mientras sigamos sintiendo atracción por los usos y costumbres del Viejo Oeste.