El gafe que se convirtió en afortunado

Escrito por: Antonio Caro, Editor | Revisado por: Humberto Fernández, Editor jefe
Última Actualización May 11, 2022

Películas de casinos

Amor, pasión, suspense, juego y Las Vegas. No se le pueden pedir más ingredientes a una película de Hollywood. Quizá no sea la típica grabación en que un hombre seguro de sí mismo y poderoso se enfrente cara a cara con la banca. Pero a pesar de ello el film acaba enganchando. Eso es lo que le ocurre a The Cooler, una película rodada en 2003 y dirigida por el cineasta americano y de ascendencia sudafricana, Wayne Kramer.

El protagonista es interpretado por William H. Macy, y es que Bernie no deja indiferente a nadie. Este personaje no tuvo la suerte que deseaba cuando se desplazó a Las Vegas, pero encontró una ocupación que ni él mismo se hubiera imaginado. Shelly Kaplow, interpretado por Alec Baldwin, dirige el casino Shangri-La. Para poder contrarrestar la fortuna de sus clientes, el magnate utiliza gafes con los que atraer a la mala suerte a las mesas que le interesan.

Cada vez que algún jugador está logrando muchas fichas, Bernie se da un paseo por allí o simplemente se sienta a su lado y automáticamente el apostador comienza a perder todas las manos hasta que no le queda nada. Su tormentosa vida le ha llevado a vivir en un motel de muy baja categoría apenas a unos metros de la sala de juegos. Sin embargo, todo cambia cuando Natalie Belisario, interpretada por María Bello, se interesa en él. Natalie es una joven muy guapa que trabaja como camarera sirviendo a los clientes del casino. Bernie siempre se fija en ella pero le parece imposible que pueda sentirse atraída por él.

Lo que el protagonista no sabe es que está a punto de experimentar como su suerte da la vuelta por completo gracias a la felicidad que le proporciona su relación con Natalie. Pero por supuesto Shelly no está dispuesto a perder a su mejor gafe y será capaz de hacer las mayores locuras por conservarlo. Entre medias todo serán problemas para este director. Sus socios intentarán por todos los medios que se adapte a los nuevos tiempos y lleve a cabo una revolución en la oferta de su casino, algo a lo que Shelly también se cerrará en banda. Los casinos online se empezaban a poner de moda, pero el Shangri-La conservaba y quería seguir conservando su estilo clásico.

Es una película con personalidad y en el que se representa la caída que tuvo el sector de los juegos de azar en la época de los 2.000. El film es una exploración sobre nuestros más oscuros pensamientos. En ocasiones la mala suerte solo está en nuestra mente y lo único que hay que hacer es ser positivos y dejarla salir. Entonces, incluso los números en los que nunca hemos confiado y que hemos catalogado como de mal fario se volverán a nuestro favor. Todos comenzarán a ser números afortunados para nosotros y los de nuestro alrededor.

La película logró una nominación a los Óscar y también varias nominaciones a los Golden Globe Award. Grandes festivales de cine como los Cannes, Karlovy Vary, Toronto o Deauville quisieron dar un pequeño espacio a este film en el que también tiene cabida el drama. Ésta nos muestra que incluso en los ambientes más turbios siempre hay una buena persona capaz de sacar lo mejor de sí mismo y de otros.

El juego

Puesto que está filmada en un casino, en la película se pueden ver todo tipo de juegos. A los que el protagonista juega de forma ocasional son los craps y el blackjack y por ello sin dignos de destacar. En los dados se pueden observar varias mesas en las que los jugadores realizan sus apuestas. Cada una de ellas tiene su correspondiente crupier que entrega las fichas cuando alguien resulta ganador y también las recoge cuando la banca es la vencedora. También tienen servicio de camareros, que es en lo que trabaja la novia de Bernie.

En repetidas ocasiones vemos a los clientes lanzar los dados y de hecho el propio Bernie lo hace en una de las últimas rondas de la película, cuando tiene que pagar la deuda a su jefe. Siempre un jugador es el que tira, aunque puede cambiar según el momento, y el resto de jugadores pueden apostar a los números que resultarán de la tirada. Puede apostarse tanto a números concretos como a filas, lo que lo hace más intenso.

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Los craps acaban siendo la clave para que el protagonista deje de forma definitiva el casino. Su importancia en el film es aún mayor que el del blackjack, aunque este juego es el que sirve como vía para entender la mala fortuna que rodea al personaje.

En cuanto al blackjack se refiere hay que tener en cuenta las variantes de este juego. En los casinos puede jugarse al americano o al europeo. En la película el que se muestra es la versión europea, quizá como reflejo de la ambición del director de la sala de juegos. En esta versión el crupier muestra su primera carta, pero no saca la segunda hasta que haya repartido al resto de jugadores. Esto da una pequeña desventaja al jugador, ya que en el americano el repartidor deja su carta tapada pero puesta en la mesa. Éste debe mirarla y si tiene veintiuno debe comunicarlo para que los jugadores sepan a lo que se arriesgan.

En la película los jugadores pueden aumentar su apuesta con la posibilidad de que luego el crupier obtenga blackjack en su segunda baza. Por tanto para los jugadores, por norma general, es más beneficioso el americano que el europeo. De hecho Bernie, cuando por fin se da cuenta que su suerte ha cambiado, beneficia a un jugador que tenía un alto riesgo de pasarse. En la mesa tenía una gran cantidad de números y ninguna figura. Cuando eso ocurre, el riesgo de que salga una figura (que valen 10 unidades) y que sobrepases la cantidad de 21 es bastante considerable.

Sin embargo, el jugador tras dos cincos y un dos obtiene un nueve que le da como vencedor. Es una baza tan plausible como complicada en este juego. La película quiere expresar que la fortuna del protagonista es lo que provoca la salida de ese nueve. En un apartado del film también aparecen clientes jugando a las máquinas tragaperras, en una zona reservada para ellas en el salón principal del casino. Sin embargo su presencia es más testimonial que otra cosa en la película.

El casino

The Cooler tiene una curiosidad y es que el rodaje se llevó a cabo en una sala de juegos que a día de hoy ya no existe. Su nombre era el Golden Phoenix Reno, inaugurado solo un año antes de la filmación de la película, y que ya muchos años atrás había sufrido remodelaciones y cambios de dueño sin éxito alguno. Tanto es así que actualmente el casino ya no está operativo y tan solo se conserva una parte del edificio utilizada como zona residencial.

La historia de este casino se remonta a 1955 cuando fue construido y denominado como Primaddona Casino. El edificio estaba conectado por una pasarela elevada a otra construcción que era la que funcionaba como hotel y que tuvo bastante éxito durante esa década. Fue en 1978 cuando Delbert Webb, un pez gordo de la inmobiliaria, se hizo con la propiedad y lo refundó como Sahara Reno. Apenas duró tres años y en 1981 se convirtió en el Reno Hilton, gracias al apoyo de esta reconocida marca estadounidense.

Mano de blackjack

En 1992 se llevó a cabo una remodelación y pasó a llamarse Flamingo Hilton Reno. El casino no terminaba de dar las ganancias que sus empresarios esperaban y finalmente en el año 2000 la marca Hilton dijo basta. Se negó a renovar el acuerdo de licencia y por tanto su nombre salió de la denominación para quedarse en Flamingo Reno. El hotel tenía unas 600 habitaciones para alojarse en esos momentos, pero la sala de juegos parecía no dar para más. En el año 2001, Caesars Entertainment decidió que era la hora de echar el cierre.

Unos meses después una famosa empresa de Nueva York reabrió el hotel y casino bajo el nombre de Golden Phoenix Reno. La intención era competir con las salas de juegos con mejor reputación de la ciudad, aunque nunca llegó a lograrlo. El sector parecía estar en declive y entonces el futbolista brasileño Fernando Leal se interesó por la construcción. Acabó adquiriéndola en 2006 y como tal cerró el complejo. Eso dio paso a dos años de reconstrucción para acabar convirtiéndose en el Montage Reno de hoy en día. Un edificio residencial de mucho prestigio.

Atravesando el puente aéreo se encuentra el Siri’s Casino y un hotel que anteriormente fue conocido como Fitzgeralds Reno. Además del alojamiento también disponía de sala de juegos, aunque no era su atractivo principal. El film que nos ocupa fue rodado en 2002, cuando ni si quiera se había inaugurado el casino del Golden Phoenix. Meses después y aprovechando el estreno de The Cooler, abrió sus puertas. Entonces disponía de una amplia gama de juegos.

Por supuesto no podían faltar tampoco las máquinas tragaperras con una apuesta mínima de cinco dólares. Además, disponía de sala de reuniones de casi 12.000 metros cuadrados, parking privado gratuito y una serie de restaurantes con una alta gama de ofertas.

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